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La Liga del 'otro' Guardiola

Muestra su lado 'mourinhista' con su enigmática renuncia verbal a disputar el título

BARCELONA Actualizado: Guardar
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Los que siempre han sospechado que Pep Guardiola es un lobo con piel de cordero están encontrando argumentos en las últimas semanas para su teoría, casualmente cuando se ha disparado a diez puntos la ventaja del Madrid en la Liga. A la reacción desmesurada en Pamplona tras una decisión arbitral que luego resultó ser correcta (el gol anulado a Alexis, que sí estaba en fuera de juego) se sumó el domingo en el Vicente Calderón un discurso victimista, críptico, repleto de indirectas, muy del estilo Mourinho. ¡Quién lo iba a decir!

"Esta Liga no la vamos a ganar, no creo que lleguemos a atraparlos pero por lo menos competiremos para seguir siendo lo que hemos sido, quiero que disfrutemos en los días entre partidos trabajando con alegría porque para competir bien en la Liga de campeones y la Copa del Rey, también tenemos que competir bien en la Liga, pero no, no la ganaremos", manifestó con un amago de sonrisa tras la victoria sobre el Atlético de Madrid (1-2).

Desde que se expresó así casi en la madrugada madrileña, han circulado por decenas de medios de comunicación supuestos entendidos en la ciencia 'guardiolística' y nadie se pone de acuerdo. Unos creen que simplemente se está 'haciendo el muerto' para invitar al Real Madrid a relajarse e intentar alcanzarle con un par de zarpazos.

Otros detectan que es una crítica velada a lo sucedido en Vallecas en un partido entre Rayo y Madrid (0-1) que el técnico azulgrana vio en la televisión de su hotel antes de desplazarse al Manzanares: se refiere este sector a la agresión de Sergio Ramos a Diego Costa dentro del área de Iker Casillas con 0-0 en el marcador. Ni penalti ni roja ni nada, como hace unos días antes en el Bernabéu ante el Levante con el mismo agresor y Del Horno como receptor, también dentro del área y con 0-1 para el Levante, que acabó cayendo 4-2.

Los defensores de esta segunda versión coinciden en la crítica verbal que intuyen los que estuvieron en la sala de prensa del Calderón, los que le vieron la cara de cerca y captaron mejor la tensión en su voz. Son los que piensan que Guardiola acabó harto de la caza que Pérez Lasa permitió sobre Messi y otros jugadores.

Más pistas

Es cierto que Guardiola no citó a los árbitros y evitó verbos que permitieran interpretar que se estaba quejando. Pero una última frase sí dio más pistas de lo que le estaba pasando por la cabeza en una respuesta sobre la quinta amarilla de Messi, que será baja por sanción ante el Sporting tras acumular amonestaciones por protestar patadas evidentes que recibió y por unas manos más o menos involuntarias.

"Siempre me pedís que descanse Messi, pues así descansará la próxima jornada, igual que Pepe", comentó, dando el nombre del madridista, como indicando que el central ya tendría que haber cumplido cuatro ciclos de cinco amarillas por sus entradas desproporcionadas.

Quizás tenga Guardiola razón en el fondo, pero hablar así tras un partido en el que el Atlético se sintió perjudicado no le dejó en buen lugar: penalti por un despeje de Busquets con el puño, un fuera de juego mal señalado a Falcao, el lanzamiento de falta de Messi en el 1-2 cuando Pérez Lasa estaba indicando a la barrera que se retrasara...

Pérez Lasa permitió la dureza del Atlético, pero en las jugadas decisivas benefició al Barça, rompiendo, según los informes de la prensa catalana, la tendencia de una Liga sospechosa. Los estudiosos del error arbitral han encontrado que al equipo azulgrana le han escamoteado hasta seis puntos: en Valencia (2-2) no se pitaron dos claros penaltis a Messi, uno de ellos en el 90'; en Getafe (1-0) se le anuló un gol legal a Messi en el 90'; ante el Espanyol (1-1) el árbitro no vio una clara mano de Raúl Rodríguez bajo palos tras remate de Pedro en el 90'; y en Pamplona (3-2) dio un gol a Lekic tras fuera de juego previo a Raúl García. Serían un mínimo de 6 puntos birlados, que contrastarían con los errores que han beneficiado al Madrid. Eso, en la prensa de Barcelona, porque las cuentas sin distintas según el matemático que las hace.