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El príncipe dice que su fundación es «honesta y transparente»

Felipe de Borbón pide responsabilidad y compromiso en las actuaciones empresariales

BARCELONA Actualizado: Guardar
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Dos días después de que la Casa Real censurara el comportamiento de Iñaki Urdangarin porque su conducta con sus negocios privados ha sido "poco ejemplar" y apartándole de los actos oficiales, el príncipe de Asturias hizo este miércoles una encendida defensa de la ética como única forma de actuar en el mundo empresarial.

Don Felipe, que presentó en Barcelona la Fundación Príncipe de Girona, pronunció un discurso en el que no hizo ninguna alusión directa a su cuñado, el duque de Palma, pero en el que sí hubo unas cuantas referencias con las que el heredero de la Jefatura del Estado marcó distancias públicamente con Urdangarin, investigado por presunta apropiación de dinero público mientras presidía la Fundación Nóos.

Don Felipe puso a Cataluña y a la fundación que da el nombre como ejemplos de cómo deben hacerse las cosas en la sociedad y en el mundo empresarial, donde debe primar, según el príncipe de Asturias, la "ilusión", la "responsabilidad", la "confianza", la "seriedad", el "liderazgo", el "rigor", y la "coherencia".

Y sobre todo, las actuaciones de las personas que trabajan en fundaciones y en proyectos emprendedores, dijo, deben estar movidas por la "ambición honesta y transparente". Esta frase adquirió más relevancia después del goteo de informaciones que señalan que la fundación que presidió Urdangarin, en principio sin ánimo de lucro, servía como canal para la obtención de beneficios y que luego tanto el yerno del rey como su socio en Nóos, Diego Torres, habrían buscado el modo de eludir de Hacienda, en algún caso a través de paraísos fiscales.

Don Felipe apeló además a la transparencia, poco después de que la Zarzuela anunciara el lunes que en lo sucesivo pretende ser menos opaca y que tiene la intención de hacer público cómo reparte los 8,4 millones anuales que recibe de los Presupuestos Generales del Estado. Un hecho sin precedentes, controvertido y de fuerte demanda social y que supone un paso adelante de la institución monárquica para adaptarse a los nuevos tiempos.

Una labor además, la de situar la Monarquía española en el siglo XXI, a la que el príncipe se comprometió de forma pública. "El título de Príncipe de Girona contribuye a hacer realidad mi deseo, firme y permanente -hoy como Heredero de la Corona- de adaptar, de adecuar la institución a los tiempos que vivimos en cada momento", expresó don Felipe en el museo nacional de Cataluña y ante buena parte de la sociedad catalana, desde el presidente de la Generalitat, al alcalde de Barcelona, a los que se dirigió tanto en catalán como en castellano, casi a partes iguales, como suele hacer siempre que viaja a Cataluña. El 'Govern' de la Generalitat acudió casi en bloque al acto y con su gesto quiso arropar a los príncipes y a la Casa Real, justo en un momento en el que están en el disparadero mediático tras destaparse el escándalo del caso Urdangarin.

La Corona, al servicio del bien común

Y frente a las formas poco ejemplares de proceder, don Felipe apeló a la ética, la solidaridad y el compromiso, valores que destacó de la Fundación Príncipe de Girona, que se constituyó el 26 de junio de 2009 como respuesta de la Casa Real a la iniciativa de la Cámara de Comercio de Girona, Caixa Girona, la Fundación Gala-Salvador Dalí y La Caixa de constituir una fundación con la finalidad principal de promover la educación y la formación de los jóvenes y atender los problemas sociales. "La sociedad no ha de permanecer indiferente frente a los problemas que nos afectan", dijo. "Por eso, además de responder a nuestras obligaciones, creemos que hemos de asumir mayores responsabilidades de cara a los demás, aportando nuestro esfuerzo, talento e imaginación, sin esperar más reconocimiento que la propia satisfacción de contribuir a mejorar la vida y las expectativas de nuestra juventud", dijo. Responsabilidad, por tanto, y creer en las personas, en el trabajo y en el esfuerzo.

Don Felipe se comprometió a adaptar la Corona a los nuevos tiempos y prometió, por encima de todo, trabajar por el bien común. "Servir con dedicación al Estado, al conjunto de los españoles; trabajar por los intereses generales y promover acciones o iniciativas que sirvan al interés común, constituyen para mí un compromiso personal inalterable y sin matices", dijo. "Una tarea -remató- a la que dedico mi vida y que forma parte de mis deberes y convicciones, especialmente tras mi juramento de la Constitución hace 25 años al cumplir la mayoría de edad".