LA CRISIS DEL EURO

Triple salto mortal europeo

La UE diseña un futuro basado en un mayor gobierno económico

MADRID Actualizado: Guardar
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La Unión Europea se encuentra en el momento más decisivo de su historia. La crisis económica ha sacado a la luz todas las carencias y contradicciones de un edificio, al fin y al cabo a medio construir. Grecia y los problemas de la deuda soberana y bancaria amenazan con hundir la Europa del euro. Sin embargo, si consigue no partirse la crisma en ese triple salto mortal, la Unión que emerja va a ser muy distinta y probablemente más fuerte que la actual.

Las vías para esa nueva UE se atisban ya en la forma de resolver los problemas estructurales que la crisis ha puesto al descubierto. Pese a las reticencias de Alemania, la eurozona va a necesitar al Banco Central Europeo (BCE) como prestador de último recurso y probablemente se cree un bono de la eurozona que garantice una responsabilidad conjunta de las garantías de la deuda. Para ello, habrá que armonizar antes los sectores financieros y las políticas fiscales entrando en sectores de acceso prohibido hasta ahora a la UE. En suma, fortalecer un mercado único en el que los desequilibrios económicos se reduzcan al mínimo.

Vigilancia a Grecia e Italia

La vigilancia y control se van a intensificar como se ha visto en las comisiones enviadas a Grecia e Italia para comprobar sobre el terreno la eficacia de las medidas adoptadas y el cumplimiento de los compromisos acordados. Muchos podrán ver ello un cuestionamiento de la soberanía nacional y una intromisión en los asuntos internos, pero es la plasmación de la idea que ve la solución a los problemas europeos en ‘más Europa’, en detrimento de algunas competencias de los Estados. En otras palabras, hay una convergencia de voluntades, pese a los titubeos y contradicciones, en impulsar un sistema de gobierno económico europeo.

En contra de este planteamiento de futuro se ha pronunciado esta semana el conocido analista de ‘Financial Times’, Wolfgang Münchau, quien asegura que si el euro tiene éxito, “es probable que Europa también fracase”. Esta particular consideración de fracaso, sin embargo, sería el fracaso de un concepto euroescéptico de Unión como un mercado único, pero de geometría flexible y variable. Sin embargo, como bien apunta Münchau, de avanzarse en esta de vía de mayor integración económica, los países que están fuera del euro -Reino Unido, Suecia y Dinamarca- van a tener más complicada su coexistencia desde su particular estatus.

Intereses especulativos

En contra de este reforzamiento económico juegan también poderosos intereses y una fuerte especulación que desde hace tiempo han apostado con fuerza por un fracaso de la Europa del euro. También supone un fuerte obstáculo Alemania, contraria a centralizar más poder en la UE y decidida a fiscalizar cada paso desde su Parlamento.

El envite es formidable y la UE no solo se juega el futuro del euro sino su propia carta de naturaleza. Son horas amargas y de graves desafíos que tardarán años en definirse, pero que diseñarán una nueva Europa, más poderosa como una union reforzada de países o como una mera coordinación de intereses nacionales, en clara inferioridad frente a las grandes potencias de la economía mundial.