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El Villarreal hace estación de penitencia en San Paolo

Un Nápoles muy superior complica la clasificación a los españoles, que siguen sin encontrar su juego del año pasado

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Nápoles, antigua tierra de la Corona de Aragón, fue más un purgatorio que un cómodo ex territorio de descanso español para el Villarreal. Los levantinos salieron vilipendiados de San Paolo por una única razón: siguen sin encontrar el buen juego de antaño. Los italianos hicieron justo lo contrario. Buscaron la agresividad que les hiciera dar la sorpresa en el ‘Calcio’ la temporada pasada y eso fue suficiente para doblegar a sus rivales.

Porque la historia de los villarrealenses por el sur de Italia se resume en un minuto. Ese es el tiempo que tardó la defensa ‘amarilla’ en volver a demostrar que no está preparada para la ‘Champions’. Primero fue Zapata. Colombiano y defensa. No hace falta decir mucho más. El zaguero se resbaló en el momento más inoportuno. Justo cuando Lavazzi centró desde la derecha para que Hamsik aprovechara el regalo.

Pero como no hay mal que por bien no venga -refrán inventado por los españoles en Nápoles, por cierto- Diego López aprovechó el 1-0 para reprender a su defensa. Creía que esa era la mejor manera para que espabilaran. No fue así. Gonzalo se debió perder la regañina, porque un minuto después del tanto provocó un clamoroso penalti sobre, quién si no, Lavazzi, el mejor de los locales. Cavani aumentó distancias desde los once metros. El Villarreal se alejaba en el marcador y, lo que era más importante, de la clasificación para la siguiente ronda.

Ya que la defensa no era numantina precisamente, pues que al menos fuera corsaria. Así lo debió recordar Garrido, quien a la media hora quitó a Gonzalo, lo señaló y metió a Camuñas. Morir con las botas puestas se llamaba a eso en el siglo XVII. No logró demasiada presencia arriba, pero sí contener el asedio napolitano. El técnico castellonense dejó para los vestuarios la estrategia comenzada por su portero. Abroncó a sus hombres y les dijo que aquello era la Liga de Campeones, no un torneo de verano, donde parece estancado el equipo en este inicio de campaña.

No se sabe bien si fue el humo de las bengalas en las gradas de San Paolo, pero este Villarreal anduvo perdido también en la segunda mitad. Entre la humareda solo surgía de vez en cuando Diego López para que la herida no se transformara en hemorragia. Esa fue la única explicación para que Lavazzi no pudiera equipararse a Maradona, último en marcar con el Nápoles en Copa de Europa. Una derrota que deja al cuadro amarillo con más dudas, siguen sin purgar sus pecados y en casa tampoco les va mejor las cosas. O Garrido cambia, o lo hace la directiva. Se presagian malos vientos por La Plana. La victoria del Bayern lo complica (aún más) todo.