ecología y ahorro

Un coche para compartir

Viajar con desconocidos o utilizar el coche de otro son dos propuestas que, además de ayudar al bolsillo, benefician al resto de la sociedad

MADRID Actualizado: Guardar
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Atascos kilométricos, horas para encontrar aparcamiento y depósito vacío son el balance final que día a día hacen muchos conductores. Afortunadamente, para evitar todos estos inconvenientes, cada vez son más las alternativas que apuestan por el concepto de movilidad sostenible, con opciones como compartir viaje (carpooling) o coche (carsharing).

Buscar otra persona con tu mismo trayecto es la clave cuando se quiere compartir coche. Gracias a la iniciativa de carpooling ya no es necesario conocer a alguien que nos lleve o acompañe. Esta propuesta, muy arraigada en Europa, engloba tanto a los que realizan un viaje con su coche y ofrecen llevar a otras personas, como a los viajeros que prefieren compartir el camino con un particular.

Las ventajas de esta práctica son, además del ahorro económico por ambas partes -los gastos del viaje se dividen-, la comodidad a la hora de realizar rutas poco frecuentes en transporte público, la mejora en el tráfico, la reducción de tiempo buscando aparcamiento y la disminución de los niveles de contaminación.

Juntos al trabajo

Cada vez son más las páginas web que facilitan encontrar compañero de viaje. Tras quedar registrados como conductores o acompañantes, se realiza una búsqueda fijando el punto de origen y destino. El resultado permite conocer a todas esas personas que se ajustan a nuestras posibilidades: horarios, días, puntos en la ruta, equipaje, precio… A partir de este punto, la comunicación entre las dos partes para llegar a un acuerdo se realiza a través de un sistema de correo electrónico interno.

Barcelona- Madrid era el viaje que realizó Laura, usuaria de la web Amovens. Una parada en Zaragoza para recoger a una viajera fue su primera experiencia. “Ella buscaba un viaje más barato que el tren o avión y yo prefería compartir los gastos del combustible”, afirma. Enrique, de Burgos, utilizó carpooling durante su estancia en Alemania, donde asegura es muy frecuente. “Era la forma más eficiente de viajar en relación velocidad-precio”, dice.

Más allá de la experiencia de compartir viaje entre desconocidos, muchas empresas privadas, administraciones públicas o universidades están fomentando el uso del coche compartido para, aprovechando el alto número de viajeros con un destino y horario común, mejorar el tráfico y la congestión de vehículos en sus instalaciones.

Un coche para todos

Otra opción disponible para aquellas personas que sólo requieran usar el vehículo ocasionalmente es el carsharing, una iniciativa que surgió en los años 80 en Suiza para evitar el desuso del automóvil. Varias empresas e instituciones ofrecen una flota de vehículos- incluso coches eléctricos- a los que el usuario puede acceder fácilmente. Al registrarse y abonar una cuota, el conductor recibe una tarjeta con un código que le da acceso al coche, donde encontrará las llaves. El precio variará en función de las horas y kilómetros de uso.

Un paso más es el que ha dado la empresa barcelonesa Social Car, pues el dueño del vehículo a compartir es un particular. Se trata de un servicio de alquiler de persona a persona por días, horas o semanas y regulado a través de esta compañía. El proceso; registrar el coche y sus características, fijar las condiciones de uso, aceptar o declinar las solicitudes y, por último, la entrega o recepción del mismo.

Además, Social Car ofrece un seguro para esta práctica y todo el proceso queda regulado por una serie de informes que firman ambas partes para certificar que todo está en perfecto estado cuando se recibe el automóvil. Tanto compartir viaje como coche son ideas que permiten evolucionar la manera de viajar, haciendo un uso más inteligente de las posibilidades de un automóvil.