Palin llegó a acusar a Obama de negociar con terroristas. / Vídeo: Atlas
Primarias en EE UU

Sarah Palin ataca de nuevo

La polémica exgobernadora de Alaska lanza su batalla por la candidatura republicana con una gira nacional en la que no faltan sus tradicionales pifias

MADRID Actualizado: Guardar
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Sarah Palin ha vuelto. El icono de la derecha ultraconservadora estadounidense ha irrumpido con un estruendo más propio de un tornado de Texas que de las gélidas tierras de las que procede. La exgobernadora del 49 estado de la Unión vuelve a estar en la primera línea de la actualidad política de EE UU y va a por todas. Ya no se trata de ser el perro de presa del anciano héroe de guerra McCain y llevarse todos los palos, como en la campaña del 2008. Ahora el objetivo es -lo dice sin recato en su propio blog- convertirse en la líder del mundo libre, es decir, la presidenta de Estados Unidos.

La batalla de las primarias apenas ha empezado y todavía no se ha declarado candidata, pero Palin ya se bate en varios frentes. Para empezar, ha emprendido una gira en autobús, al que ha bautizado como 'One Nation', con el que está visitando los lugares más emblemáticos en la Historia de EE UU. "Es imperativo que conectemos con nuestros fundadores, nuestros patriotas, nuestros desafíos y victorias para ver claramente nuestro camino a seguir", dijo Palin en un comunicado público. En la trinchera mediática, Palin elabora su propia réplica a 'Game Change', una película biográfica que sobre su figura prepara la HBO y de la que no se fía mucho. La suya, que quiere estrenar un mes antes, llevará el título de 'Undefeated' (Invicta).

Un intenso despliegue de energías y medios, aunque amplios sectores republicanos la sigan considerando una candidata presidencial poco consistente. Quizá uno de los mayores problemas de Palin es que se ha convertido sobre todo en una caricatura extrema, producto de la confrontación brutal entre los defensores acérrimos del 'Tea Party', con sus feroces cruzadas contra el aborto, el matrimonio gay y la corrupción de Washington, y los que la atacan sin piedad como icono ultraderechista y filofascista. Sus sonoras pifias se deben en gran parte a esa tendencia a ir al límite, a exagerar sin medida para responder al entusiasmo de sus partidarios o ante el furibundo ataque de sus detractores. Una de esos tropiezos se produjo a principios de año, al replicar a los que hablaban sobre su supuesta responsabilidad política y la del 'Tea Party' en el clima de crispación que presuntamente habría impulsado al pistolero que disparó contra la congresista Gabrielle Giffords. La exgobernadora se declaró víctima de un peligroso 'libelo de sangre', término profundamente antisemita que calificaba los supuestos crímenes de los judíos en la Edad Media. Una vez acallada esta polémica, Palin ha vuelto a tropezar este mes y se ha convertido en un 'pim pam pum' de los historiadores al hacer su propia versión de un episodio de la Guerra de la Independencia americana, la gesta de Paul Revere, tergiversando hechos ampliamente contrastados.

A estas pifias también han contribuido un bagaje intelectual con muchas lagunas -como la que le llevó a calificar de país aliado a Corea del Norte- y una visión del mundo basada sobre todo en las tesis fundamentalistas del 'Tea Party'. En este terreno de carencias, la divulgación a partir de ayer de los 24.000 correos electrónicos escritos durante sus dos años de mandato en Alaska puede tener un efecto demoledor. Periódicos y televisiones se han lanzado como fieras para buscar posibles 'perlas' escandalosas.

Algunos analistas han tratado de recordar su buena gestión y sus logros como gobernadora, pero los comentarios se han perdido entre el griterío.