PREPARADOS. Un soldado israelí limpia una pieza de artillería cerca de Kibutz Nahal Oz, al nordeste de Gaza. / AP
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Expira el ultimátum, anunciado por Abbas, para invadir Gaza

Israel rechaza el canje de mil prisioneros que Hamas reclama a cambio de la liberación del soldado secuestrado por milicias integristas

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El presidente Mahmud Abbas (Abu Mazen) difundió ayer un comunicado en el que anuncia que el ultimátum de Israel para invadir el norte de la franja de Gaza expiró anoche al término del shabat, dando a entender que la invasión era inminente. El comunicado afirma que el Ejército intensificará los bombardeos sistemáticos de los últimos días, durante los que la aviación, la artillería y los buques de guerra han disparado más de 700 proyectiles, básicamente contra las áreas próximas a las localidades de Beit Hanun y Beit Lahiya, en el norte de la Franja.

El documento añade que los ataques israelíes se centrarán también en otros objetivos situados lejos del norte que no se especifican, seguramente porque Israel no ha comunicado a Mahmud Abbas dónde se producirán esos ataques.

El fin del ultimátum llega tres días después de que Hosni Mubarak iniciara una compleja mediación entre Hamas e Israel que, según el presidente egipcio, no ha dado resultados, porque está «torpedeando las ideas de Hamas».

Arrimando el ascua a su sardina -y su sardina consiste en criticar a los integristas-, Abbas echa toda la culpa a éstos en el tema de las negociaciones. Asegura en el comunicado que los egipcios no tienen una «dirección» clara a la que dirigirse y que Hamas está «incapacitada para adoptar decisiones».

El presidente de la ANP explica que la dirección fundamentalista en el exilio, es decir Jaled Mashal, sostiene que quienes han de adoptar la decisión son las milicias que tienen en su poder al soldado Guilad Shalit, mientras que los activistas dicen que cualquier acuerdo debe ser aprobado por la dirección en el exilio, y que el primer ministro, Ismael Hanniya, «carece de influencia», dice el comunicado.

Abbas denuncia «una catástrofe humanitaria inminente» y la actitud de Israel de lanzar una «campaña diplomática indiscriminada para justificar las acciones brutales contra la población civil», así como la «pasividad» de la UE. El comunicado termina diciendo que tanto él como Al Fatah están trabajando a fondo para paliar la crisis, aunque no menciona una posibilidad que circula estos días y que señala que Mahmud Abbas destituirá al Gobierno de Hamas para nombrar un ejecutivo de emergencia a su medida que, además, agrade a Israel.

Una decisión de este tipo cuenta con muchas posibilidades de prosperar, después de que Israel haya descabezado a la dirección política integrista en la Cisjordania ocupada con el arresto de ocho ministros y 24 diputados de la organización y de que la dirección en Gaza prácticamente haya pasado a la clandestinidad.

Mahmud Abbas no se decide aún a formar un gobierno de emergencia porque teme que eso pueda ser contraproducente para él mismo, ya que una buena parte de la población palestina vería con muy malos ojos que se aprovechara de una crisis que ha patrocinado Israel.

Líderes políticos

Mientras esto sucede en el campo palestino, el primer ministro Ehud Olmert rechazó la oferta de Hamas de liberar el soldado hebreo secuestrado a cambio de la liberación de un millar de prisioneros «palestinos, árabes y musulmanes».

Los israelíes se niegan en redondo a liberar a un número tan elevado de prisioneros y, además, no desean dar la impresión ante su población de que una crisis que ha tenido tantas consecuencias graves hasta ahora se resuelve en un abrir y cerrar de ojos. Por otra parte, y de hacerse así, las milicias podrían coger el gusto al secuestro de soldados o colonos judíos en Cisjordania. En el paquete de los mil prisioneros deberían figurar, según Hamas, líderes políticos encarcelados cuyos nombres no se han especificado, y casos humanitarios. El ministro de Defensa, Amir Peretz, pidió por teléfono a la secretaria de Estado Condoleezza Rice que presione al presidente Bashar al Asad de Siria para que, a su vez, presione a Jaled Mashal.

Lo que está por ver ahora es si Hamas -ya sean los líderes en el exilio o los de las milicias de Gaza- formulan una nueva oferta que contenga un número menor de prisioneros. Si esto ocurre se entraría en una nueva fase de negociación, pero si no ocurre se consolidaría el «punto muerto» del que hablan israelíes y palestinos.