EXPECTATIVA. Ciudadanos vascos siguen en televisión el anuncio del alto el fuego de la banda terrorista. / REUTERS
ESPAÑA

El Ejecutivo mantuvo abierto el canal con la banda terrorista en los últimos tres meses

El Ejecutivo espera que Batasuna solicite su legalización a finales de agosto y que sea concedida en septiembre

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En los tres meses y una semana de vigencia del alto el fuego de ETA, los canales de comunicación entre el Gobierno y la organización terrorista se mantuvieron abiertos. Durante este tiempo hubo contactos entre los representantes de cada parte para preservar un proceso que pasó por momentos de dificultad, sobre todo con las citaciones judiciales a miembros de Batasuna.

El Ejecutivo, a su vez, tropezó con la ruptura de relaciones del PP, un gesto que no entraba en los planes de José Luis Rodríguez Zapatero, quien nunca esperó en recibir un cheque en blanco de los populares, pero tampoco una bofetada. Cuando ETA anunció el pasado 22 de marzo el cese de actividades que entró en vigor 48 horas después, los cauces de comunicación directos -entre representantes del Gobierno y la organización terrorista- e indirectos (de los socialistas vascos con Batasuna) no se interrumpieron. A lo largo de este tiempo, se han mantenido abiertos y por estas vías ETA comunicó al Ejecutivo que no estaba detrás de los actos de kale borroka ni de las cartas de extorsión a empresarios vascos y navarros. Datos que corroboraron las fuerzas de Seguridad.

Esa información de primera mano permitió al Gobierno defender con firmeza que el alto el fuego era real, pese a que los hechos podían apuntar en dirección contraria. El Ejecutivo también conoció con antelación por esta vía la existencia de la entrevista que la banda concedió al diario Gara el 14 de mayo, aunque no tuvo detalles de su contenido. El gobernante, según fuentes conocedoras de la evolución del proceso, también utilizó este canal informativo para lograr garantías de que ETA no sorprendería con un comunicado duro u otro tipo de actos una vez que anunciase en el Congreso el inicio de las conversaciones.

Oslo y Ginebra

Este canal de información verá incrementada ahora su actividad tras la autorización de Zapatero para abrir un diálogo oficial, aunque secreto, que se celebrará en terceros países. Es posible que los escenarios de Oslo y Ginebra que sirvieron para acordar el procedimiento que seguiría al alto el fuego vuelvan a ser utilizados, si bien el Gobierno no descarta otros.

A partir de ahora, está allanado el terreno para el primer contacto que, como todos, sólo servirá para una toma de temperatura entre las partes y para escudriñar hasta donde se puede llegar en las concesiones.

En relación a Batasuna, el Gobierno no tiene previsto tomar ninguna iniciativa y dejará que el PSE se reúna con los negociadores del partido ilegalizado. El encuentro no se va a demorar y ya se da por hecho que será la próxima semana. No está en la agenda de los socialistas que la cita tenga continuidad, al menos hasta que Batasuna decida dar el paso de solicitar su legalización.

En este punto, fuentes gubernamentales especulan con la idea de que los apoderados de la formación ilegal presenten su proyectos de nuevos estatutos en el Ministerio del Interior a finales de agosto, para que en septiembre pueda volver a la legalidad, y con esa vitola participará en la mesa de partidos vascos y concurrirá a las próximas elecciones municipales de mayo.

Todo el proceso ha tenido momentos difíciles en los que parecía más cerca el naufragio que la llegada a puerto. Para el Gobierno, las principales dificultades vinieron del lado del PP. Tras un buen inicio con la reunión que mantuvieron Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy el pasado 28 de marzo, en la que el líder opositor ofreció su leal colaboración, las relaciones se deterioraron día a día hasta la ruptura anunciada por el presidente de los populares el 6 de junio. Las llamadas al consenso desde el Ejecutivo son continuas, pero cada vez con menos entusiasmo, convencidos como están los miembros del Gobierno de que el PP está cómodo en esa estrategia y que Rajoy, aunque quisiera, tendría grandes dificultades para virar el rumbo.

Actuación judicial

Los problemas con Batasuna no vinieron tanto por la actuación gubernamental como por la judicial. Las continuas citaciones en la Audiencia Nacional a Arnaldo Otegi y otros miembros del partido inquietaron a sus dirigentes, que constataron la paradoja de que su presencia pública estaba más restringida con la declaración de alto el fuego que antes. El 19 de mayo, el portavoz de la formación anunció que el proceso atravesaba «un momento de extrema gravedad». El PSE salió raudo al quite y su líder, Patxi López, anunció el 30 de mayo la celebración de una reunión con Batasuna, la primera con carácter público desde la tregua de 1998. Este hecho, precipitó la ruptura del PP y la satisfacción abertzale.

Todos estos incidentes de recorrido quedaron superados con el anuncio de apertura del diálogo, rechazado por los populares y saludado por Batasuna. El proceso de paz, en rigor, empieza ahora y los problemas que se avecinan serán otros y, sin duda, de mayor calado.