PAN Y CIRCO

Admirando a nadal

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Poco se puede añadir al panel de elogios que sirven para describir a Rafa Nadal. Sorprende la madurez de este chico de tan sólo 20 años. Físicamente nadie discute su portento, ni su talento a la hora de jugar al tenis. Deleita porque posee elegancia, estilo e iteligencia sobre la pista. Si a todo ésto, le añadimos su insultante fuerza psicológica, tenemos a todo un campeón de Roland Garros por segundo año consecutivo. Le admiro por el hecho de hacer posible que su trabajo parezca fácil, algo que está al alcance de muy pocos. Le admiro porque con su férrea paciencia resiste hasta la última posibilidad. Con el tenista mallorquín, hasta el más pesimista del lugar gritará que la esperanza es lo último que se pierde. A pesar del don que le acompaña desde la cuna, es consciente de que todo en la vida se consigue a base de constancia y de sacrificios. Para ser el mejor del mundo, hay que renunciar a determinadas cosas, hay que cumplir con ciertos compromisos y hay que soportar las presiones, procedan de donde procedan. Por ello, hay que valorar mucho más este título parisino. Antes del pistoletazo de salida, algún periodista resentido acusó a Nadal y al resto de la Armada Española de consumir EPO para mejorar el rendimiento. No sólo no ha hecho caso de los falsos rumores, sino que además no se alteró cuando Ljubicic, su rival en las semifinales, dijo tras el encuentro que todo el mundo quería que ganase Federer la final. Unas declaraciones por las que el croata se disculpó por teléfono, argumentando que es muy amigo del suizo y que, como siempre suele ocurrir en estos casos, la culpa es del mensajero que le malinterpretó. Pero Rafa también ha pedido perdón por si ofendió a algún aficionado con su discurso, en el que vino a decir que Federer es el más grande desde que él había nacido. Al principio a mí también me extrañó pero rápidamente me di cuenta de que se refería a los tenistas que él ha podido ver en acción. Todo un detalle.