LUCES Y SOMBRAS

Cádiz y el puerto

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En este mundo globalizado, la actividad portuaria, como cualquier otra actividad económica, esta sometida a fenómenos de deslocalización de índole diversa. Desde hace años, los puertos, para ser más competitivos y rentables, vienen experimentando profundas transformaciones que les obligan, en ocasiones, a buscar nuevos y estratégicos emplazamientos mejor comunicados. Estos procesos inciden en las relaciones ciudad-puerto. Las ciudades marítimas comprueban, por efecto de esos desplazamientos, que parte de su término municipal se va degradando al mismo tiempo que disminuyen paulatinamente los puestos de trabajo. Por otro lado, los gobiernos locales pretenden poner en marcha programas, no siempre bien acogidos por las administraciones portuarias, que conformen una atractiva fachada marítima, creadora de riqueza y bienestar. La ciudad hermana de Baltimore fue una de las primeras en abordar estos problemas con proyectos que resultaron muy positivos para su propia economía. Rochester, también hermana de Cádiz, siguió sus mismos pasos.

En España, Barcelona, con su Port Vell, transforma una zona casi obsoleta de su puerto en un centro portuario integrando que recibe miles de visitantes al año. Bilbao, con el apoyo decidido del Gobierno vasco, recupera la margen izquierda del Nervión provocando un importante cambio social, económico y urbanístico. El Guggenheim se convierte, así, en algo más que en un símbolo de su espectacular recuperación.

Teniendo en cuenta estos ejemplos, el Ayuntamiento de Cádiz, preocupado por el declive del puerto pesquero, planteó la necesidad de elaborar un ambicioso proyecto que tuviera como eje principal la plaza de Sevilla. Entre otros objetivos se encontraban la creación de un puerto deportivo en el interior de la dársena pesquera compatible con sus actividades tradicionales; el desarrollo, en su entorno y en la vieja estación, de instalaciones de ocio, culturales y comerciales y el traslado de la estación marítima al muelle Reina Victoria. La escasa receptividad mostrada por parte de la Administración competente dio al traste con la propuesta municipal. Por el contrario, si hubo acuerdo en relación con otros proyectos. Aunque inconcluso, Puerto América es una realidad. El Centro de Alto Rendimiento de Vela previsto en sus instalaciones, vuelvo a recordarlo, no debería escaparse de Cádiz. Lo que inicialmente iba a ser un espaldón de protección del puerto se logró convertir en un amplio y hermoso paseo marítimo. El retranqueo de la verja contribuyó eficazmente a la fluidez del tráfico en Canalejas evitando el colapso de la circulación en horas puntas.

Ahora, con la anunciada construcción de una nueva terminal de contenedores que supone la ampliación del espacio portuario en 450.000 metros, se abren perspectivas extraordinarias que propiciaran la desaparición de la verja y la integración del puerto en el tejido urbano. La propuesta elaborada, con esta finalidad, por el conocido urbanista Gonzáles Fustegueras, por su trascendencia para Cádiz, merece ser considerada por el Ayuntamiento que debe evitar cualquier actuación que hipoteque su realización de cara al futuro.