LA COLUMNA

La justicia en el patio de Monipodio

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Cómo está el patio! El fiscal general del Estado acusa a la Dirección General de Policía de no haber informado debidamente de la operación por la que se detuvo a los atracadores de varios bancos; la acusa de serios déficit; exige que esos episodios no se vuelvan a repetir y dice que no entregó el video de la detención utilizándolo en cambio para lucimiento mediático. Pero resulta que lo hace: omitiendo cualquier autocensura a la clase que representa; defendiendo a la fiscal que no asistió al interrogatorio y no solicitó la prisión preventiva; con la vista puesta en otros fiscales cuyas más recientes actuaciones han sido políticamente comprensivas con el proceso de paz, lo cual es también un déficit en la independencia de la Justicia. Y, para colmo, aborda el asunto no en una reunión privada con las autoridades policiales sino a bombo y platillo delante de los medios informativos, se supone, también que para lucimiento propio. La Dirección de la Policía responde que no va a entablar públicamente discusión alguna con instituciones. Pero lo hace. Porque dice que los ciudadanos tienen derecho a ser informados; que no va a atribuir supuestas negligencias en la actuación de la Justicia y que reclama un comportamiento recíproco. Entretanto, su Sindicato Unificado defiende la actuación de los agentes y recomienda a Conde-Pumpido que se preocupe del deficiente funcionamiento de la justicia y la Fiscalía. Así que esto se ha convertido en un escandaloso patio de Monipodio, como el que Cervantes describió en Rinconete y Cortadillo, en el que, para asombro de vecinos, insolventes y tahures se están lavando en público los trapos sucios del exceso de garantismo provocado por la reforma penal de 1995: la insuficiencia de medios de la Justicia; la imposibilidad de encarcelar a más gente por estar las prisiones atestadas y el orgullo de unos policías cansados de que los delincuentes que tan trabajosamente detienen entren por una puerta y salgan por otra.