DESTACADO. Camuñas lucha un balón con Riga. / JAVIER RÍOS
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El Xerez dejó escapar algo más que tres puntos

Los azulinos no aprovecharon las claras ocasiones que tuvieron en la primera parte y terminaron cayendo ante la calidad del Levante

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Tardes como las de ayer son las que alimentan el pesimismo de los xerecistas, pues hacen que parezca imposible que el Xerez logre pisar alguna vez la Primera División, sí, eso que ahora se ve tan lejos, pese a que pueda quedar sólo a tres puntos al término de la jornada. Geijo tuvo en sus botas mucho más que tres puntos. Ese penalti, supuso el comienzo del sufrimiento azulino y la alegría del Levante, que venciendo en Chapín se postula como un claro aspirante al ascenso.

Durante la primera media hora el dibujo del Xerez se colocaba por encima del azulgrana. Alcaraz cogió a contra pie a Mané, y durante muchos minutos le ganó la partida. La máquina azulina parecía estar al cien por cien. El equipo parecía haber recuperado la identidad perdida por culpa de la nefasta racha negativa. Han tenido que pasar meses para que los hombres de Lucas Alcaraz vuelvan a saltar con confianza al terreno d juego. Ayer lo hicieron y a eso le sumaron un gran nivel de intensidad. El nuevo sistema del granadino ya ha echado raíces y se ha convertido en algo habitual, por lo que parece que ese esquema acompañará a los azulinos hasta el final de campeonato.

El Xerez se adueñó de la posesión del cuero y puso en marcha el circuito de la maquinaria. Los tres centrales se abrían hasta ocupar el ancho del campo, lo que les permitía eludir la tímida presión de Riga y Manchev. Ni Pendín, ni Castaño entraban en la elaboración. Los azulinos trataban que el esférico llegara pronto a las botas de los medias puntas. Era aquí cuando comenzaba la mágia. Camuñas y Granero tenían mucha culpa de la fluidez del juego ofensivo en esos momentos. La pareja madrileña estaba secundada tanto por los desdobles de los laterales, que se incorporaban al ataque en cada jugada, como por los ofrecimientos de Geijo, que trataba de salirse de la presión de los centrales. Eso cuando uno de los dos no lanzaban a hacer la guerra por su cuenta. Chapín disfrutaba incluso con gotas de jogo bonito.

Geijo disfrutó de las mejores ocasiones de los azulinos. El crono no había llegado al minuto diez, cuando el hispanosuizo rompió desde la banda y a base de potencia se plantó en un mano a mano con Cavallero. El guardameta, de escuela argentina aguantó hasta sacar el disparo semipicado de Geijo.

Las ocasiones y el dominio azulino no arrugaban al Levante. Riga no se lo pensaba, y en cuanto tenía un centimetro, le pegaba fuerte a puerta. N'Diaye también probó el estado de forma de Tete, pero la mejor ocasión para adelantarse llegó para los locales en el minuto veinte. El colegiado pitó penalti cuando un centro deMendoza pegó justo en el brazalete de Descarga. Geijo, empujado por su olfato goleador, se apoderó del balón y se plantó en el punto de penalti. Su disparo flojo y a la derecha del portero fue detenido con facilidad por Cavallero y Geijo con las manos en la cabeza se daba cuenta del garrafal fallo que acababa de cometer. Moralmente quedó muerto para el resto del partido.

Ese minuto viente fue el principio del fin. Los azulinos continuaban teniendo pegada y llegada, pero a medida que se quemaban minutos, el Levante iba creciendo. En el inicio de la segunda mitad, los de Mané salieron decididos a dar un paso adelante. Sus jugadores ofensivos se rasgaron las ataduras y penetraban como puñales en la defensa xerecista. Mané cambió el esquema y encontró la manera de crear ocasiones a base de contras. Ettien comenzó a despertar cinco minutos después de la reanudación. Se sacó un zapatazo desde larga distancia a media altura que hizo lucirse a Tete. Poco después se coló en el área y fue derribado claramente por Tete. Hevia Obras marcó el punto de penalti y pospuso la decepción de los xerecistas. Esta no tardó mucho en llegar, pues Harte ejecuto un libre directo a la perfección. La parábola, la potencia y la dirección exacta para que el cuero entrara imparable por la escuadra.

La reacción fue diferente a la que solía tener cuando la depresión impedía vencer a los azulinos, pues los de Alcaraz lo intentaron, pusieron empeño durante muchos minutos, pero cuando veían y sentían que se les escapaba algo más que tres puntos, el corazón se imponía a la razón.

Lucas retiró a Geijo -ausente desde su pena máxima- y a Granero, para dar entrada a Guille e Ismael. Ninguno de los dos terminó de engancharse a un encuentro que ya había entrado en una dinámica muy extraña. Además, saltó Colorado por Pendín para desatascar y unir la defensa con la delantera, pero ya la locura primaba sobre el prado de Chapín.

El remate fue la lesión de Gerard. Aquello terminó de descuadrar los planes de Lucas Alcaraz, que daba la espalda al terreno de juego en busca de una fórmula mágica que solucionara aquel entuerto. Sólo un divino conguro podría haber dado la vuelta al marcador. Pero como lo de los bonitos cuentos se da en pocas ocasiones, el electronico de Chapín cambió y los azulinos vieron como se les escapaban mucho más que tres puntos.