Un botellódromo en Cádiz con vistas al futuro

La decisión de renovar o renunciar al botellódromo llegará sobre la bocina. A tan solo unos días de que finalice el plazo otorgado por la Autoridad Portuaria de la Bahía de Cádiz al Ayuntamiento de Cádiz para que decida qué quiere hacer con este espacio de la Punta de San Felipe, el Consistorio aún no ha hecho oficial su postura al ente estatal.

Los que sí tienen claro su posicionamiento son los colectivos juveniles que han participado en las diferentes mesas coordinadas por el Plan C para recabar las opiniones de los implicados. Según las conclusiones a las que ha tenido acceso La Voz de Cádiz, un 90% de los colectivos representados consideran el botellódromo como un espacio necesario para que los jóvenes puedan seguir divirtiéndose y donde puedan consumir bebidas alcohólicas al aire libre, en la calle. Además, han manifestado que el lugar idóneo sigue siendo el que se se encuentra habilitado para este fin en el Paseo superior de Pascual Pery, en la Punta de San Felipe.

No obstante, las entidades han solicitado la actuación en el recinto de forma integral, abordando parcelas que van desde los equipamientos, la seguridad, la iluminación o la limpieza , entre otros aspectos. Uno de los aspectos que más preocupan a los jóvenes es la seguridad, ya que denuncian la presencia de menores consumiendo alcohol y puntos de venta de drogas sin que exista un control sobre ello. Por ello, piden una mayor implicación de los agentes de la Policía Local, para que realicen controles de DNI en los accesos, así como una vigilancia directa con patrullas por la zona superior del paseo y no solo por la parte baja. De esta manera, consideran que se puede poner fin a diferentes episodios de vandalismo y casos de acoso y agresiones que se pueden dar en una zona de ocio nocturno.

La mejora de la iluminación tanto en el propio botellódromo como en el entorno se sitúa también entre las peticiones de los participantes, facilitando así la labor de la Policía. El apartado de limpieza también ha sido uno de los más cuestionados durante el debate, por lo que el proceso de transformación de la zona incluye también la colocación de un mayor número de papeleras, bidones, así como contenedores de vidrio para echar los residuos. También se ha puesto de relieve lña necesidad de acabar con los continuos vertidos de residuos al mar, tanto por parte de los jóvenes como de los operarios de limpieza. Por ello, se plantea la colocación de paneles u otras medidas que protejan al litoral de la basura que se acumula en la zona.

La transformación del espacio físico es también una de las exigencias de la juventud. La dejadez y el aspecto de la zona, con pintadas y numeroso mobiliario roto, dejan una imagen desoladora.