FERIA DE SEVILLA 2014

Oreja al valor y oficio del jerezano Juan José Padilla

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En el afán colectivo por levantar los ánimos en el degradado ambiente taurino de la feria, el cartel más populista convocó la mejor entrada de lo que va de abono y a un público dispuesto a conceder orejas y a jalear a los toreros a la mínima oportunidad.

Pero apenas hubo motivos para el entusiasmo, ya que fueron muy pocos los momentos en que la terna fue capaz de superar el bajo nivel al que estaba colocado el listón de la exigencia.

Y eso que enfrente tuvieron una corrida de Torrestrella tan bella de hechuras como bonancible y manejable, que apenas puso problemas durante toda su lidia.

Que el público estaba por la labor de sacar los pañuelos se comprobó ya en el primer turno de Juan José Padilla, al que se pidió una oreja por un trasteo que, abierto con una larga a portagayola, no pasó nunca de animoso ante un animal de muy poco gas.

Fue con el quinto cuando el torero de Jerez logró los instantes más lucidos de la tarde, desde los templados lances con que recibió a un toro de suelto galope al que luego cuajó un tercio de banderillas de gran pureza.

Clavó Padilla los tres pares cuadrando en la cara, juntando los brazos sobre el fielato de los pitones y sin más alardes que su sinceridad, pero provocando una ovación de mucha menos intensidad que los embroques espectaculares pero desajustados de El Fandi en sus dos toros.

Con la muleta, como sucedió en los seis toros, la actuación de Padilla bajó de nivel. Pero, acompañado en todo momento por la generosa banda de música y más confiado de mitad de obra en adelante con un toro noble que no se empleó por abajo, le bastó para superar ese mínimo impuesto para la petición y concesión de orejas.

El Fandi, que bulló con variedad con el capote y banderilleó con más facultades que autenticidad, estuvo luego precavido y tenso con la muleta ante sus dos toros.

Mecánico y sin matices ante el noble tercero y muy desconfiado ante el sexto, el único astado con ciertas pero no insuperables complicaciones de la corrida, el granadino no arrancó ni un olé del festivo público del fin de semana de farolillos.

Por su parte, El Cordobés pareció pisar la Maestranza forzado a cumplir con una desagradable obligación. Sin parar los pies y pasándose los toros sin intención de mando a una más que prudente distancia, Manuel Díaz no se puso apenas delante del primero, que se defendió sin maldad.

Y peor fue lo del cuarto, un toro de nobleza franciscana al que dejó que castigaran más de la cuenta en varas y al que, entre pausas y descaradas dudas, apenas dio, contados, media docena de muletazos que puedan calificarse de tales. Su "rollo" no es para estas plazas, por mucho que hoy en la Maestranza el listón se rebajara al nivel de las portátiles.

FICHA DEL FESTEJO:

Seis toros de Torrestrella, de magnífica presencia: variados de capa, finos y armónicos de hechuras y con sobrada seriedad. En conjunto, nobles y bonancibles, aunque todos medidos de raza.

El Cordobés: pinchazo y media estocada desprendida (silencio); pinchazo y estocada trasera (silencio).

Juan José Padilla: pinchazo y estocada atravesada (vuelta al ruedo tras petición); estocada trasera (oreja).

El Fandi: estocada caída (silencio tras leve petición); estocada trasera (ovación).

Entre las cuadrillas, destacaron Juan de Dios Quinta, picando al sexto, y Raúl Caricol, en la brega del cuarto.

Al final del paseíllo se guardó un minuto de silencio por la muerte del torero sevillano Antonio Codeseda.

La plaza se cubrió en más de tres cuartos de su aforo, en el duodécimo festejo del abono