La canciller Merkel, durante una de las frecuentes visitas que realiza a grandes centros de trabajo. :: STEFFEN KUGLER / AFP
Economia

La cara fea de los 'minijobs' alemanes

Un reportaje que desvela las malas condiciones laborales de los trabajadores de Amazon escandaliza al país

BERLÍN. Actualizado: Guardar
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El escándalo por las malas condiciones de los trabajadores temporales en Amazon en Alemania ha hecho saltar las alarmas en el país. ¿Es Amazon la punta del iceberg de todo un entramado de empleados temporales explotados en la mayor economía de Europa? El Gobierno de Angela Merkel exige una explicación, pero el gigante de ventas online se lava las manos desvinculándose de la firma de trabajo temporal subcontratada para encargarse de fichar a esos trabajadores.

Es toda una paradoja: mientras el poder se esfuerza por potenciar campañas para atraer mano de obra cualificada de los países en crisis del Sur de Europa, ¿quién controla las condiciones de esos trabajos en el país? El presidente de la Oficina Federal de Empleo de Alemania, Frank-Jürgen Weise, considera que se necesitarán «muchas nuevas reglas si se pierden los buenos modales, la ética y la moral» en las empresas. «En ese punto es en el que estamos ahora. Sin embargo, no se solucionan así los problemas ya que las nuevas normativas pueden infringirse de nuevo», explicó en declaraciones al diario 'Die Welt', tras apelar a las buenas prácticas empresariales.

En Alemania, el país de lo políticamente correcto, el reportaje emitido por la cadena pública ARD sobre los abusos a los trabajadores, visto por millones de personas desde que salió a la luz la semana pasada, ha tocado la fibra sensible del alemán orgulloso de hacer las cosas bien y provocado que en las redes sociales proliferen llamadas a boicotear a una empresa que llega a suministrar 2,7 millones de productos solo en Alemania en sus mejores días.

No es la primera vez que los ciudadanos cargan contra una empresa. En 2009, por ejemplo, llevaron a cabo toda una campaña contra la marca de montaña Jack Wolfskin por haber denunciado a diseñadores noveles por usar su logo patentado de una huella de lobo. La presión de los alemanes, que llegaron incluso a arrancar el símbolo de sus chaquetas y pantalones de Wolfskin para mandárselo por correo de vuelta a la empresa, les obligó a recular.

Las firmas saben el poder de la opinión pública en Alemania, incluida Amazon, que en todo momento ha asegurado desconocer lo que sucedía, aunque no es la primera vez que se le acusa de explotar a sus trabajadores con el fin de mantener sus precios bajos.

«¡Entregado!»

Bajo el titular de «¡Entregado!», el reportaje de ARD daba detalles sobre la vida de una profesora de arte española en paro desplazada a Alemania para trabajar en un centro de Amazon en la localidad de Bad Hersfeld, en el estado de Hesse. Le empujaba un contrato con la multinacional, que acababa siendo con una subcontrata y en peores condiciones de las pactadas, aprovechándose, sobre todo, de su falta de conocimiento del idioma. En el vídeo se mostraban detalles sobre los largos viajes en autobús para cumplir con el turno nocturno, el alojamiento en casas de vacaciones con seis personas desconocidas, o el control permanente de una empresa de seguridad cercana a la extrema derecha. En el reportaje se podía ver también a los trabajadores de la compañía de seguridad Hensel European Security Services (HESS.) llevando prendas de la marca Thor Steinar, una ropa asociada a los neonazis en Alemania. No es la primera vez que Amazon es vinculada con esta marca. Hasta el año 2009 vendió productos de Thor Steinar.

Sin embargo, en un momento en el que Alemania se encuentra inmersa en toda una campaña de bienvenida para atraer mano de obra cualificada de los países en recesión, entre ellos España, este escándalo ha caído como un jarro de agua fría.

La prestigiosa publicación alemana 'Der Spiegel' dedica la edición de esta semana a «los nuevos 'Gastarbeiter' (trabajadores invitados por Alemania en la década de los 60); la joven élite europea para la economía alemana». La publicación analiza la necesidad de cambiar la cultura de bienvenida para hacer atractivo al anfitrión y conseguir que los inmigrantes se queden. La necesidad de mano de obra en un país donde faltarán en 2025 cerca de 5,5 millones de trabajadores cualificados y en el que ya en la actualidad un gran número de empresas padece tal escasez de personal especializado que les avoca en algunos casos a rechazar pedidos, ha llevado a la ministra de Trabajo alemana, Ursula von der Leyen, a calificar «la nueva calidad» de los inmigrantes como un «golpe de suerte». «Esta inmigración ayuda a nuestro país, lo rejuvenece, lo hace más creativo y más internacional. Todos salen ganando. Los jóvenes porque pueden volver a empezar con un nuevo trabajo, y nuestra economía porque la mano de obra cubrirá las vacantes existentes», explicó la ministra cristianodemócrata en la revista.

Sin embargo, no es oro todo lo que reluce, y a los miles de jóvenes españoles que acuden en busca del conocido ya como 'el sueño alemán', se les omite parte de la información sobre la realidad. No tienen por qué acabar en una situación como la de Amazon, pero en un país donde 7,4 millones de personas tienen uno de los famosos 'minijobs' -miniempleos- por 450 euros mensuales tras la subida de principios de año y donde más de cuatro millones reciben ayuda social del Estado, es probable que acaben recibiendo un salario bajo.

Datos proporcionados por la Oficina Federal del Trabajador y de la Oficina Federal de Estadística indican que más de un tercio de los trabajadores tiene un contrato temporal, un 'minijob' o un trabajo parcial. De ellos, un 58% percibe salarios mal remunerados que apenas les dan para vivir y que en muchos casos les conducen a los organismos públicos para solicitar un complemento procedente de la ayuda social.

Lo cierto es que cerca de 8 millones de alemanes tiene trabajos mal pagados; es decir, casi uno de cada cuatro apenas llega a fin de mes. Estas cifras, propiciadas por la ausencia -salvo en algunos sectores como el de la metalurgia- de un salario mínimo, han suscitado un aluvión de críticas y cada vez se alzan más voces a favor de fijarlo por ley. De hecho, el viernes, el Bundesrat -equivalente a nuestro Senado- aprobó su introducción en el mercado laboral germano y lo situó en los 8,5 euros por hora, entre los más elevados de Europa (en España es de 3,84 euros). La actual correlación de fuerzas hace muy difícil que la propuesta de la Cámara alta llegue a prosperar, pero el Partido Socialdemócrata (SPD) ya ha hecho de esta reclamación su caballo de batalla electoral de cara a la cita del próximo 22 de septiembre.

Uno de cada tres alemanes tiene un contrato temporal, un 'minijob' o un trabajo parcial. El 58% de ellos está mal remunerado

El Bundesrat pide que se establezca por ley un salario mínimo de 8,5 euros por hora.