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La educación, elemento determinante del bienestar

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La productividad es el índice determinante del bienestar de la sociedad. De ahí que la renta de una economía, se corresponda con su producción. La productividad de un país depende de la interrelación de cuatro factores: capital físico, capital humano, recursos naturales y cambio tecnológico. Por lo tanto, los conocimientos de los individuos que componen una sociedad, son determinantes en la configuración del referido índice. Y sin lugar a dudas, el principal responsable del «conocimiento de los individuos» debe ser atribuido al sistema educativo.

Todos los ciudadanos españoles tienen el derecho a la educación, reconociéndose la libertad de enseñanza. Es lo que dice el artículo 27 de la Constitución. Desde la óptica constitucional, lo que prevalece es el derecho a la educación de los ciudadanos, con independencia del modelo educativo, público o privado, sobre la base de la libertad de enseñanza. El pensamiento único progresista, en el caso andaluz y ahora fruto del bipartito que nos gobierna desde la extrema izquierda, exige la enseñanza pública como adalid de la garantía de los derechos. Esa defensa numantina de lo público, centra el debate. Éste queda circunscrito a una estricta cuestión ideológica. Lo delatan las palabras de la consejera, cuando dice que «hay que preservar el equilibrio y predominio de la educación pública». IU argumenta su defensa de la siguiente manera: «con la realidad presupuestaria existente, la primacía debe ser garantizar una escuela pública, laica y de calidad». Y para rematar la faena en defensa de sus planteamientos, la Consejera del ramo ha manifestado: «para mejorar la calidad, hay que cambiar el sistema de evaluación, por otro integral, anti-ranking y anti-reválidas». Y todo esto ¿por qué? Muy sencillo, después de treinta años de «Régimen andaluz», las estadísticas sobre aprendizaje y fracaso escolar, sitúan a Andalucía en la cola de Europa. Si no analicemos el informe PISA. Por todo ello, el Gobierno andaluz mantiene en secreto los datos existentes que lo delatarían, relacionados con la eficacia formativa entre centros púbicos, privados y concertados. La ideología totalitaria marxista, punto neurálgico de la justificación de los principios y valores sobre los que se sustenta la política educativa de la Junta , es que somete la realidad a la ideología, no admitiendo opciones alternativas y complementarias, con plena cabida en el esquema constitucional español.

Todo ello me lleva a pensar sobre el temor de los integrantes del ‘Régimen’ a que la educación tienda a la excelencia. Y ante este temor, las directrices políticas son tajantes al respecto: «igualar por abajo». El Gobierno andaluz teme la «paideia» impulsada por Isócrates, a la que aspiraban los griegos, porque se centraba en los elementos de la formación que harían del individuo una persona apta para ejercer sus deberes cívicos. Sí así fuere, a éstos, no los votaba ni la madre que los parió.