nuevos inventos

La provinca patenta su ingenio y supera el número de patentes de 2010

Cádiz vive un buen año en innovación. En ocho meses de 2011 se solicitaron más patentes que en todo 2010

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I+D+i. Es la fórmula mágica que políticos, economistas y demás expertos en el análisis de la crisis consideran el salvavidas al que agarrarse para salir del agujero y abandonar lo que a todas luces parecen ya modelos obsoletos: el del ladrillo y el turismo de sol y playa, que siguen siendo piedra angular de la economía española y la gaditana. La fórmula se traduce así: Hacen falta ideas Innovadoras, equipos de Investigación que permita hacerlas realidad y, por último (quizá lo más importante), emprendedores que las Desarrollen y materialicen la creatividad en algo fundamental: dinero, que procede no solo de la potencia de la industria y la fuerza bruta de las máquinas, sino sobre todo de la originalidad de sus ideas.

En la provincia de Cádiz, cuna del ingenio (la gracia tiene poco que ver aquí), el presente año parece haber sido un buen año de ‘cosecha’ en lo que a creatividad industrial se refiere. Un dato lo avala: solo en los primeros ocho meses del año, el número de solicitudes de patentes que se presentaron en la Oficina Española de Patentes y Marcas (OEPM) procedentes de la provincia gaditana ha superado ya a todas las que se registraron a lo largo de 2010.

El pasado año, el Ministerio de Interior, Turismo y Comercio (del que depende la citada oficina) recibió un total de 30 ‘inventos’ que tenían un sello gaditano y que pretendían ser registrados como únicos. A finales del pasado mes de agosto, en cambio, la cifra de solicitudes de patentes ya alcanzaba las 34.

Esto convierte a Cádiz en la única provincia que ha experimentado un crecimiento de tales características en el presente año. Solo Jaén le va a la zaga, ya que desde esa provincia se presentaron 24 ideas, frente a las 25 del pasado año. Sin embargo, no hay que lanzar las campanas al viento aún. El estirón de la creatividad gaditana no resulta todavía suficiente para llegar a acercarse al ritmo con que se patenta en provincias como Sevilla (con 98 solicitudes en lo que llevamos de año), Málaga (48 patentes) o Granada (también 48), que encabezan este ranking de innovación e ingenio. Mayor distancia existe con Madrid o Barcelona, donde se llegan a pedir dos patentes al día. «Este crecimiento puede verse como una buena señal: que provincias que tenían un modelo de crecimiento basado en la construcción, la agricultura o los servicios incrementen este tipo de números. Las patentes representan un indicador clave de las empresas que se desarrollan y crean un producto de calidad», explican desde J. Isern, una de las principales consultoras especializadas en el asesoramiento a empresas en cuestión de propiedad intelectual y marca.

Laboratorio universitario

Sin embargo, entre la nómina de inventos que llegan hasta Industria, tampoco todos son fruto de los departamentos de I+D+i de empresas tecnológicas. Un elevado porcentaje de los proyectos con denominación de origen gaditano –al menos uno de cada tres– han nacido en la Universidad de Cádiz, el principal laboratorio de investigación tecnológica de la provincia del que también se nutren las empresas.

Solo en el presente año, la UCApresentó ocho proyectos ante la oficina de patentes, aunque tiene en cartera tres invenciones que también «podrían ser objeto de patente en los próximos meses», según fuentes de la universidad gaditana. El pasado año, las solicitudes que procedían de la UCA alcanzaron las 10 y en 2009, llegaron a presentarse hasta 13 inventos con sello universitario, lo que convierte a la UCA en la cuarta universidad de Andalucía en invención.

Entre las creaciones con sello gaditano hay objetos de todos los ámbitos imaginables. La más antigua de la base de datos de la OEPMes de 1929: un sistema de chimenea higiénica para la ventilación en «las casas de las basuras». Del año siguiente, hay cinco patentes, entre ellas una «máquina heladora» (de José Lozano) y un «contador de agua previo pago» (del gaditano Carlos Martínez del Cerro). En los últimos dos años se han registrado desde equipos automáticos de extracción de turbios para el aceite, hasta farolas solares con placas fotovoltáicas... Algunos son sugerentes solo por el nombre, como las ‘sononanopartículas de oro’, desarrolladas desde la Universidad de Cádiz. Y en otros se deja notar la influencia del viento de Levante en su origen, como el ‘vehículo terrestre de propulsión eólica’, inventado por la empresa Windreamer Navigator. Si bien, por categorías técnicas, la mitad de las patentes publicadas en el último año se ciñeron al mundo de la Química: en sectores tan lejanos como el alimenticio o el farmacéutico.

Ideas sencillas

Cómo no, también hay inventos que pueden resultar simples y hasta ridículos, nacidos de la imaginación de particulares que, movidos por la crisis o por afición, se vuelven inventores. Quizá el colmo lo represente un vaso de tubo marcado por líneas, con medidas para servir cubatas. La idea ha sido patentada este año por un chiclanero. Puede parecer absurdo, pero si a alguna empresa se le ocurre llevarlo a cabo, tendrá primero que pagarle. Otras de estas ideas ‘sencillas’, como lo fue en su día la fregona, están en el origen de nuevas empresas, que con suerte y tesón quizá hagan fortuna. Un ejemplo lo representa el roteño Pedro Neva, que al quedarse en paro creó una maceta especial para realizar trasplantes, tan simple que se basa en hacer un agujero mayor en la base del tiesto. Neva ya busca inversores en China para distribuirla por todo el mundo.

En este sentido, llama la atención cómo, mientras en cuestión de inventos Cádiz sí ha vivido una importante subida, el número de empresas que solicitan a la misma oficina que se registre su marca como seña de identidad, no deja de bajar: de 686 que lo pidieron en 2007, a 493 en 2010 y 330 en lo que llevamos de año. En J. Isern considera que puede ser un indicio de que «hay menos empresas, pero las pocas que hay están dando un empujón fuerte. Están innovando; las compañías que están aguantando a la actual coyuntura económica son aquellas de mayor valor añadido o más dedicadas a la investigación e innovación». En definitiva, ante la crisis, se aplica la ley del más fuerte.