Los oyentes del locutor de La Caleta./ VÍCTOR LÓPEZ
CÁDIZ

«Que vienen medusas con muy malas ideas»

La Caleta entera se callaba cuando el sonido de la megafonía indicaba que el locutor iba a hablar. Cada intervención iba acompañada de una ocurrencia

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En el momento en el que suena el pitido que antecede al mensaje por megafonía (algo que sucede rigurosamente a las seis y a las nueve de la tarde), los usuarios de La Caleta callan de pronto y pegan el oído. La playa entera se queda en silencio para atender qué se le ocurrirá esta vez al particular locutor que, teóricamente, debe dar los anuncios oficiales de la playa.

Pero él no se limita a dar la hora o recordar los eventuales peligros. «Tengan cuidado con las entradas y salidas de embarcaciones, y con las mojarritas de piera» o «Cuidado al bañarse, viene una plaga de medusas con muy malas ideas», son sólo dos ejemplos de sus perlas a lo largo de este verano. Sin embargo, ha habido ocurrencias de todo tipo y sobre cualquier suceso.

Las personas que bajan cada día a la arena a los pies del Balneario de La Palma agradecen el cambio sobre la rutina y comparan su locutor con el de La Victoria (donde se limitan a informar escuetamente de los detalles de la jornada). «Es un chaval agradable, que hace que se le preste más atención», explica un bañista. «Alegra la tarde, dice las cosas de forma graciosa pero sin ser ordinario o grosero», asegura a su vez Inmaculada Alonso, una caletera en toda regla.

No obstante, como ella, un buen puñado de asiduos a la playa viñera no tenían ayer la sonrisa que habitualmente reluce en sus rostros gracias al peculiar locutor. En toda la jornada no se había oído una sola gracia. Se preguntaban dónde estaba el chaval que normalmente habla por megafonía. Ese gaditano con la gracia propia de la playa en la que se encuentra, La Caleta.

Sin merienda

¿Le habrían dado un toque los responsables de la seguridad? La indignación reinó en la playa. Las mujeres allí presentes decían que ni se les ocurriera quitarle a su animador. «Él es el que le da un toque especial a la playa, y si le han reñido tiene que ser un soso porque lo único que hace es informar con simpatía», denunciaban las personas que disfrutaban del soleado día en la céntrica playa.

«Son las seis de la tarde, la hora de la merienda», advertían hasta el pasado domingo los altavoces; y ese era el momento de guardar el punto o las cartas y sacar el café, los dulces y los bocadillos para los pequeños. Pero ayer este ritual no se cumplió, a las siete de la tarde comenzaron a sacar la merienda en vista de que no iban a informar de la hora. Como siempre, la queja se extendió y más de una lamentó tomarse el tentempié de tarde una hora tarde. «No nos han avisado para merendar», decían una y otra vez.

Mientras tanto, el locutor no dejaba de sumar adeptos a pie de orilla. «Tiene unos golpes que está sembrao», expresó ayer Ángela Gómez. Y para ejemplo, una de las frases más recordadas por todos los habituales del arenal caletero: «Están prohibidos los juegos de pelotas, por favor, cómprense un parchís».

Dos años al frente

La curiosidad de ponerle cara a esa voz hace que muchos de los bañistas se acerquen hasta el botiquín para conocerlo. Ayer, Rosario Bella fue una de las curiosas y descubrió que es un joven gaditano que ha participado en el Carnaval y que lleva la gracia dentro. Trabaja desde hace dos años como speaker de La Caleta y ya es más conocido que ningún otro por su gracia, tan aceptada en esa playa.

No hay que irse demasiado lejos para encontrar la última vez que el locutor iluminó la cara de los oyentes. Fue con la despedida de la jornada del pasado domingo: «Son las nueve de la tarde, en estos momentos finalizan los servicios de playa, os espero mañana a todas, que me he quedado con vuestras caras, y traeros una rebeca porque va a cambiar el viento».