FORMACIÓN. Las tropas desfilan ante las autoridades. / LA VOZ
CÁDIZ

Honores para el guardían de Cádiz

El patrullero de la Armada Vigía recibe de manos de su madrina, la alcaldesa Teófila Martínez, la simbólica bandera de combate

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Lleno hasta la bandera. Así estuvo ayer el puerto de Cádiz con motivo de la ceremonia militar. La curiosidad erá máxima entre los centenares de asistentes que no pararon de sacar fotografías y grabar con sus móviles parte del protocolo a la espera de la llegada de las autoridades.

Ataviada con una mantilla y un elegante vestido color negro, la alcaldesa de la ciudad Teófila Martínez, hizo ayer entrega de la bandera de combate al comandante del patrullero de la Armada Española Vigía, capitán de corbeta Ignacio García de Paredes Rodríguez de Austria. La regidora destacó en su discurso «la intensa emoción» que sentía «como española siendo la madrina de este celoso guardían de Cádiz», que tiene su base de operaciones en Puntales, y la profunda vinculación de Cádiz con el mar desde tiempos ancestrales. «Cádiz siempre ha sido desde su fundación fenicia una ciudad de una clara vocación marítima. El comercio por mar no es un hecho aislado. Además, frente a Cádiz ancló sus naves Colón. Cádiz y la Armada Española han estado siempre unidas», dijo con orgullo.

La enseña de combate, «símbolo de la patria», y lujosa prenda simbólica que se guarda posteriormente en una vitrina en lugar de honor a bordo, la ofrece normalmente alguna corporación, organismo o personalidad, en este caso el Ayuntamiento gaditano, con el objeto de «dar una muestra de su admiración por la Armada, y crear con ella lazos de unión».

La entrega la hace una madrina y recibirla supone para el buque «una ocasión memorable a la que tradicionalmente se invita, además de los representantes de la corporación donante, a las autoridades civiles y militares y a una representación de las tropas residentes en la localidad, para actuar como testigos de la ofrenda», según reconoció el comandante del buque Ignacio García de Paredes Rodríguez de Austria.

El grito de ¿Viva España!, seguido del izado de la bandera en el patrullero Vigía al son del himno de España pusieron fin al acto.

El Vigía es el tercero de la serie de cuatro patrulleros de altura de la clase Serviola construidos por la entonces empresa nacional Bazán para proveer a la Armada Española de buques de vigilancia capaces de operar con gran autonomía lejos de sus costas. El resto de la serie la completan los patrulleros Serviola, Centinela y Atalaya. El patrullero Vigía fue botado en Ferrol el 12 de abril de 1991, entregándose a la Armada el 24 de marzo de 1993. El buque arribó a Cádiz, Puntales, en 1992.

jmvillasante@lavozdigital.es