A la medida de los dioses

Son la morada de los dioses. Completamente integrados en cordilleras, mesetas, ríos y demás accidentes geográficos los edificios de la India se funden en la naturaleza para formar así parte de esa divinidad que para ellos representa. El Colegio de Arquitectos acogió ayer dentro del Ciclo India un doble encuentro con dos expertas en la cultura y las influencias artísticas de esta civilización. Las Doctoras en Historia del Arte y profesoras titulares en la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad Complutense de Madrid , Carmen García Ormaechea y Eva Fernández del Campo Barbadillo dieron las claves de una de las artes más ancestrales del mundo.

La influencia del factor geográfico, ligado a las creencias ideológicas de su civilización, fue el punto de partida de la ponencia El templo indio, la montaña sagrada de la profesora García Ormaechea. Según explicó, en la Península Indostaní el medio físico (cordillera del Himalaya, ríos Indo y Ganges, meseta del Dekán, desierto del Thar, clima del Monzón, etc.) es tan impactante que la integración en la naturaleza es un principio básico. «El factor geográfico se constituye en un determinante estético fundamental. En Occidente estamos acostumbrados a vencer a la naturaleza pero en Asia se tiende a integrarse en ella», afirmó.

Como explicó, una de las bases ideológicas que trascienden al arte, y por ende a la arquitectura, es el concepto no terrenal de este medio natural. « Aunque la cultura hindú es monoteista, el carácter de idólatras le hacen ver el ente universal en diversas formas. Los dioses viven en los picos del Himalaya y todas las montañas indias son sagradas, al igual que los ríos, encargados de conducir las almas a su nueva reencarnación». La experta e investigadora de la cultura oriental recordó que, según los manuales sagrados de arquitectura (conocidos como Vastu Shastra), que materializan los brahmanes (arquitectos), las piedras deben dormir unas sobre otras, sin someterlas a tensiones antinaturales. «Esto desarrolla desde el siglo II a.C. una arquitectura excavada (en cueva) y esculpida (a cielo abierto), que además añade el valor documental de transmitir modelos y lenguajes arquitectónicos. García Ormaechea destacó algunas de estas construcciones que han servido de modelo e inspiración de otras culturas.

La profesora Eva Fernández del Campo destacó la contemporaneidad del arte indio en su exposición Modernos primitivos y primitivos modernos. Para la profesora uno de los mayores méritos de esta civilización es que «han conseguido conciliar lo primitivo con lo más vanguardista». Según explicó, una de las bases de este éxito cultural es su «profundo respeto» por la tradición. «Desde Occidente se ve a esta cultura como profundamente conservadora, pero paradójicamente, esta forma de ser le da, en pleno siglo XXI, tras la postmodernidad, un carácter profundamente moderno que hace situar al indio en la vanguardia del arte actual».