Las puertas de Castelgandolfo se cerraban a las 20.00 horas para dar paso a la sede vacante y los resortes de la Iglesia católica se comenzaron a mover para elegir a un nuevo Santo Padre. A la misma hora, la cuenta en Twitter de Benedicto XVI también pasaba a ser sede vacante. El Vaticano borró todo rastro del Papa alemán sustituyendo la fotografía de Benedicto XVI por el escudo vaticano con dos llaves cruzadas. El símbolo de que el trono de san Pedro está en estos momentos sin ocupar. Además, se borraron todos los tuits que había escrito el Papa, a la espera de que el nuevo líder espiritual de la Iglesia católica decida continuar con este perfil que el anterior Pontífice comenzó el 3 de diciembre. No obstante, hubo de esperar nueve días, hasta el 12 de diciembre al mediodía, para que un curioso Benedicto XVI mandara su primer tuit. “Queridos amigos, me uno a vosotros con alegría por medio de Twitter. Gracias por vuestra respuesta generosa. Os bendigo a todos de corazón”, decía entonces el Papa en la inauguración de su cuenta plurilingüe.
Tres horas antes del cierre provisional del perfil, el Papa emérito mandó su último mensaje a los internautas. "Gracias por vuestro amor y cercanía. Que experimentéis siempre la alegría de tener a Cristo como el centro de vuestra vida”. Veintiuna palabras. Ciento veintitrés caracteres ha usado el Papa hoy, a las cinco de la tarde, para despedirse de sus más de 719.000 seguidores en su cuenta en español. Una fórmula que también han podido leer sus 25.000 tuiteros de la cuenta en latín, el 1,6 millones en inglés, los 60.000 en alemán, los 92.000 en portugués, los 37.000 en polaco –un guiño a su antecesor-, a los 345.000 seguidores en italiano, a los 72.000 en francés y a los 23.000 en árabe. Unas cifras de tuiteros amigos de Benedicto XVI que han ido aumentando a lo largo de esta jornada de despedida.
La relación del futuro Papa emérito con las redes sociales se ha traducido en 38 mensajes, mandados habitualmente en miércoles. También ha aprovechado las fechas más señaladas para mandar sus mensajes. “Poner juntos el Nacimiento en mi casa, que tanto nos gustaba. Cada año añadíamos figuras nuevas y usábamos musgo para decorarlo”, comentó en Nochebuena. “Que el Señor os bendiga y os proteja en el nuevo año”, indicó en Año Nuevo.
El día de Reyes apuntaba que “los sabios siguieron la estrella y encontraron a Jesús, la gran luz que ilumina a toda la humanidad”; y un día más tarde rezaba por las víctimas de Oriente Próximo (“Os pido que os unáis a mi oración por Siria, para que el diálogo constructivo sustituya a la terrible violencia”) y de África (“Los nigerianos ocupan un lugar especial en mi corazón; muchos de ellos han sido víctimas de una violencia absurda en los últimos meses”).
El día anterior a su marcha, expresó su confianza "siempre en el poder de la misericordia de Dios. Todos somos pecadores, pero su gracia transforma y renueva nuestra vida”; y el pasado domingo pedía a los fieles católicos que lo tuvieran presente en sus oraciones: “En este momento particular, os ruego que recéis por mí y por la Iglesia, confiando como siempre en la Providencia de Dios”. Ayer, en su penúltimo tuit, mostraba su alegría “por ser cristiano, de sentirse amado por Dios, que nos ha enviado a su Hijo”.
