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Celestino V, único precedente de renuncia voluntaria papal
Actualizado: 19:18

historia de la Iglesia

Celestino V, único precedente de renuncia voluntaria papal

Este monje benedictino del siglo XIII abdicó después de cinco meses de Pontificado y terminó sus días encarcelado por su sucesor

11.03.13 - 19:18 -

La renuncia de Benedicto XVI es un hecho excepcional, pero no único en la historia de la Iglesia. A pesar de que al menos hasta cinco Papas han dejado su cargo -la mayoría depuestos como Benedicto XI o Gregorio XII- solo un caso se parece al de Joseph Ratzinger por haber abandonado el pontificado de manera voluntaria: Celestino V en 1294. Este Pontífice decidió abandonar tras ejercer durante tan solo cinco meses su ministerio para volver a una vida de oración más espiritual. Sin embargo, acabó sus días encarcelado por orden de su sucesor.

Celestino V, cuyo nombre real era Pietro Angeleri di Murrone, no estaba llamado a dirigir los designios de los millones de católicos. Era un monje benedictino más preocupado por la oración y el retiro espiritual que por el mundo de intrigas y luchas de poder del seno de la Iglesia. Por eso enseguida abrazó la vida asceta y espiritual retirándose a una cueva del monte Murrone -de donde tomó el nombre-. Allí permaneció cinco años como un eremita dedicado a los rezos y las plegarias. Esta vida casi mística le generó una aureola de santidad entre muchos fieles, críticos con una jerarquía cada vez más politizada y materialista. Murrone intentaba permanecer ajeno a estos movimientos. Sin embargo, el destino (o el Espíritu Santo) le tenía guardado otra misión.

En abril de 1292 falleció el Pontífice Nicolás IV y los once cardenales electores se reunieron en cónclave para elegir un sucesor que ocupara la silla de Pedro. Sin embargo, las deliberaciones se prolongaron en exceso durante dos años y tres meses. Esto no significa que los purpurados estuviesen reunidos todo ese tiempo. En aquella época los cardenales no estaban incomunicados durante los cónclaves y podían aprobar recesos de varios meses en los que los prelados regresaban a sus ciudades.

Finalmente, en julio de 1294 los purpurados eligieron a Pietro Angeleri como candidato de consenso. Le comunicaron la decisión en la cueva de Murrone, donde Angeleri continuaba con su vida espiritual. Parece ser, que el monje se mostró reacio a aceptar liderar la Iglesia Católica, pero los cardenales le convencieron argumentando el escenario de inestabilidad por el largo interregno de 'sede vacante'. De esta forma, comenzó el breve papado de Celestino V.

Abdicación

Sin embargo, el nuevo Pontífice no abandonó su carácter asceta y mandó construir una celda en Roma para retirarse a rezar. Este comportamiento alejado de la administración del día a día de los asuntos de la Iglesia fomentó la lucha de poder entre las distintas facciones de la Curia romana ante la dejación del Pontífice. Celestino V debía dedicar cada vez más tiempo a estas disputas en detrimento de sus oraciones, una situación que le desagradaba. A los cinco meses de su ministerio, un envejecido y cansado Papa de más de 80 años sorprendió a todos con su renuncia voluntaria. Era la primera vez que ocurría algo así. Otros Papas habían sido depuestos u obligados a renunciar. Pero nunca se habían marchado por su propia voluntad.

Tras la abdicación, Celestino V creyó poder dedicarse a su vida espiritual y volvió como un monje más a su gruta de la colina. Pero su sucesor, Bonifacio VIII, desconfiaba de un Celestino V cada vez más admirado por una parte de los fieles. Ante el miedo a un cisma, Bonifacio VIII decidió detener a su predecesor y encerrarle en una torre del castillo de Fumone, en la región del Ferentino, donde Celestino V falleció el 19 de mayo del 1296.

Celestino V, único precedente de renuncia voluntaria papal
Retrato de Celestino V. / Archivo
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