José Luis García-Lomas: «El dinero que tiene mala prensa es el que no se gana honradamente»

La gestión de José Luis García-Lomas Hernández al frente de la Caja Rural de Jaén ha propiciado que una entidad que hace 35 años estaba a punto de desaparecer a consecuencia de las deudas se sitúe ahora entre las más saneadas de España. De hecho, tiene tanta liquidez que mensualmente paga 120.000 euros al Banco Central Europeo por contar allí con un depósito de 500 millones de euros. A su juicio, el secreto de este éxito bancario estriba en que la entidad que preside no hizo locuras financieras durante el auge de la construcción.

De las tres cosas que hay en la vida, ¿con cuál se queda?

Con las tres. La salud es básica, el dinero, importante, y el amor, fundamental.

De todos modos, a mi edad, si me tengo que quedar con una, me quedo con la salud, claro. El amor ahora se lo tengo a mis nietos.

Hay quienes también se lo tienen al dinero, ¿por eso tiene tan mala prensa?

El dinero que tiene mala prensa es el que no se gana honradamente. Tener dinero no es nada malo. Al contrario, está bien. La Caja Rural de Jaén tiene mucho dinero, que ha ganado de manera honesta, sin engañar al cliente. La gestión ha sido tan buena que hoy es una de las primeras entidades financieras de España.

Pero no siempre ha sido así. La crisis de la Unión Territorial de Cooperativas a principios de los ochenta, casi se la lleva por delante.

Sí, fueron momentos muy duros. Lo pasamos muy mal. En 1983, cuando accedí a la presidencia, la Caja Rural de Jaén perdía 1 millón de pesetas cada día. En aquella época era mucho dinero. La crisis de la Unión Territorial de Cooperativas la había hundido porque la caja era su brazo financiero. Se produjo entonces una desbandada de clientes. Una multitud de agricultores sacó a la vez su dinero de la entidad. Recuerdo que, aparcado junto a la sede de la sede central, un furgón del Banco de España nos daba el que necesitábamos. Hemos devuelto hasta el último céntimo. En total, más de 12.000 millones de pesetas.

¿Los andaluces son buenos clientes?

Sí, los andaluces son buenos clientes. Un buen cliente sólo quieren dos cosas: las mejores condiciones y que no le engañes. Por eso un buen cliente necesita un buen banco.

En un contexto de crisis general del sistema financiero su entidad ha crecido económicamente y se ha expendido territorialmente. ¿A qué cree que se debe?

Fundamentalmente, a una serie de decisiones correctas. La Caja Rural de Jaén no ha estado expuesta al ladrillo, no ha respaldado financieramente grandes promociones de viviendas, no ha hecho locuras. Nos hemos centrado en financiar el ámbito que conocemos: el campo, el agricultor, el aceite de oliva. Gracias a que no nos aventuramos en la construcción y sí en la agricultura estamos ahora como estamos. Hay que tener en cuenta que el agricultor es un cliente muy fiable porque el sector tradicional agrícola es muy solvente. Su tasa de morosidad es muy baja en comparación con otros sectores.

Otras cajas andaluzas han perdido su identidad a causa de las fusiones. La suya se resiste. ¿Tan importante es que identifique a una entidad con un territorio determinado?

Para los clientes es importante y, en consecuencia, para nosotros también. Somos una caja que está implantada en todos los pueblos de Jaén, donde tenemos el 35% de cuota de mercado. Pero no circunscribimos nuestra acción únicamente a esta provincia. El volumen de negocio nos ha obligado a expandirnos. Por eso ahora tenemos oficinas en Córdoba, Madrid y Barcelona. Pero lo importante es que el dinero que genera la Caja se queda en Jaén, donde nuestra obra social gasta cada año casi 4 millones de euros sin contraprestaciones. Los jiennenses saben que lo hacemos por ellos.

Usted heredó una Caja maltrecha económicamente y legará una entidad muy potente al próximo presidente ¿tiene en mente quién será su sucesor?

Aún me quedan 3 años de mandato, pero es cierto que la entidad tiene que plantearse ya la sucesión y buscar al mejor candidato porque no volveré a presentarme a la reelección.