Francisco Triana ha sufrido dos robos este pasado mes de agosto y un tercer intento frustrado
Francisco Triana ha sufrido dos robos este pasado mes de agosto y un tercer intento frustrado - ABC
OLEADA DE ROBOS

Empresarios de Matalascañas denuncian una oleada de robos

Los afectados, que han sufrido varias asaltos en agosto, se quejan de falta de seguridad.

MATALASCAÑAS Actualizado: Guardar
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Varios empresarios, fundamentalmente del mundo de la hostelería, además del propietario de una gestora de fincas, han visto como sus negocios eran asaltados en varias ocasiones en plena época estival. Cada uno de ellos denuncia pérdidas por valor de más de 4.000 euros, pero sobre todo, se quejan del clima de inseguridad que reina en la zona, a pesar de encontrarse aún en temporada alta, cuando el núcleo costero experimenta una auténtica explosión demográfica con la presencia de los veraneantes. Todos ellos, además, tienen un denominador común: se ubican en el mismo edificio, emplazado en la zona conocida como Caño Guerrero.

Entre ellos se encuentra Francisco Triana, que además de ser el propietario de una freiduría es el presidente de la Asociación de Chiringuitos de Matalascañas.

Triana cuenta que durante el mes de agosto ha sufrido dos robos y un tercer intento frustrado. En los asaltos consumados, Francisco Triana ha perdido dinero en metálico, botellas de licor, marisco, un ordenador portátil y hasta la caja registradora de su negocio. Esto, unido a los desperfectos derivados de la violencia ejercida para acceder al interior del local, le ha supuesto unas pérdidas valoradas en más de 4.000 euros, de las que ha informado a la hora de formalizar su denuncia en el cuartel de la Guardia Civil, donde le informaron de la falta de efectivos que padece el Cuerpo.

Desde la Asociación de Chiringuitos, según afirma Triana, se ha exigido al Ayuntamiento de Almonte que solicite un aumento de los agentes del Instituto Armado en el núcleo costero, y que igualmente amplíe el número de agentes de la Policía Local que opera en Matalascañas, sin haber conseguido que el Consistorio tome medidas efectivas para aumentar la seguridad en la playa almonteña. La falta de respuesta de ambas instituciones, unida a los reiterados asaltos, provocan que los empresarios afectados afirmen sentirse «totalmente desprotegidos».

En la misma situación se encuentra Felipe Moro, que regenta el restaurante La Bellota, situado en los bajos del mismo edificio. Moro ha sufrido dos asaltos. En el plazo de tan solo tres días, le fueron sustraídas las PDA que usan los camareros para el control de las comandas, las repuso y se las volvieron a robar. Además, los cacos también se llevaron bebidas, jamones, y el dinero de la máquina de tabaco. Situaciones idénticas han vivido en el último mes los propietarios del restaurante El Postigo y de una oficina de administración de fincas.

Los robos en Matalascañas y en la aldea de El Rocío son habituales sobre todo en temporada baja, cuando las viviendas, fundamentalmente segundas residencias dedicadas al veraneo, están deshabitadas y los negocios de comercio y restauración cerrados por falta de público. Es la circunstancia que aprovechaba la última banda desarticulada por la Guardia Civil a mediados del mes de junio, en el seno de una operación que se saldó con la detención de seis personas, en su mayoría miembros de una misma familia, que aprovechaban la soledad de residencias y negocios para sustraer todo tipo de enseres.

No es el caso de quienes presuntamente hayan perpetrado los robos que ahora denuncia este grupo de empresarios del núcleo costero almonteño, a los que parece no importar la presencia de vecinos en los edificios donde cometen los asaltos

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