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El promiscuo Kennedy
Actualizado: 19:50

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El promiscuo Kennedy

JFK era consciente de que si su voracidad sexual saltaba a la prensa, podría crearle problemas en su carrera a la presidencia y una vez en ella

13.11.13 - 19:50 -
El promiscuo Kennedy
La actriz Marlene Dietrich, una de las mujeres que supuestamente habría pasado por la cama de JFK. / Archivo

El cincuenta aniversario del asesinato del carismático y televisivo John F. Kennedy va a traer infinidad de artículos que desmenucen su personalidad y sus logros. Serán innumerables los que aborden las circunstancias de su muerte, ya se han publicado unos 40.000 libros sobre él, y las teorías de la conspiración siguen galopando.

Ahora, sin la autocensura que se impusieron los medios de información en su 'reinado', aflorarán también sus devaneos y su promiscuidad sexual. El atractivo presidente fue un mujeriego empedernido. El aura del poder le dio un plus. No despide los mismos efluvios ser administrador de Correos en Tafalla o sargento de la Urbana de Murcia que jefe de la nación más poderosa de la tierra, pero su impacto en el sexo opuesto arrancó mucho antes de que iniciara una carrera política. Robert Stack, protagonista de 'Los intocables', confesaría que había conocido a muchos galanes de Hollywood y poquísimos de ellos podían captar la atención de las mujeres como Kennedy logró incluso antes de tener un cargo; la entrada del joven aún aspirante a senador en una habitación con personas del otro sexo causaba un impacto palpable. Más de una señora de copete admitía que "habría dado mi mano derecha por seducirle".

Kennedy era consciente de que si su voracidad sexual -parece que un día le comentó al premier británico McMillan que si pasaba tres días sin hacer el amor le entraba dolor de cabeza-, saltaba a la prensa podría crearle problemas en su carrera a la presidencia y una vez en ella. Eran épocas puritanas en las que el presidente no dejaba que se tomaran fotos de su esposa Jackie y el secretario de Estado McNamara bailando el twist en la Casa Blanca por el efecto que pudiera tener en la opinión pública ver a esas dos personalidades haciendo contorsiones en ese santo lugar.

Él, sin embargo, no se cortaba, le tiró los tejos incluso a mujeres de amigos, la cuñada y la esposa del editor del 'Washington Post', por ejemplo, y tuvo, amparado por el servicio secreto, numerosos escarceos en la propia Casa Blanca con jóvenes de diverso tipo, secretarias, periodistas etc. Algunas de ellas francamente comprometedoras. Ha surgido con fuerza la leyenda de que la fabulosa Marilyn Monroe fue una de sus conquistas que luego pasaría a su hermano Bobby, el fiscal general. Las especulaciones, no concluyentes, van más allá, algún escritor afirma que la actriz se suicidó después de un desengaño con Bobby. Es posible que este romance sea ciencia ficción pero no lo son otros bastantes más inquietantes dada la posición que ocupaba. Frank Sinatra había presentado a Kennedy a Judith Campbell, una vistosa joven que inició un 'affair' con el presidente en una época en que también compartía cama con un jefe de la mafia llamado Sam Giancana al que la CIA contrataría para intentar liquidar a Fidel Castro. Otra alegre mujer de 27 años, Ellen Rometsch, de origen alemán, sería obligada a abandonar Estados Unidos cuando el FBI sospechó que era una agente soviética. Rememoraba el 'caso Profumo' de esa época en Inglaterra.

Las aventuras del presidente y la cobertura que le dieron los agentes secretos pueden explicar por qué Kennedy no se desembarazó del todopoderoso jefe del FBI Edgar Hoover. Este, autoritario y con su propio techo de cristal, sabía demasiadas cosas de la vida del presidente, algunas escabrosas. Mejor no desairarlo cesándolo

Últimamente, el escritor Kenneth Tynan reveló que la actriz Marlene Dietrich, ya con 61 años, fue invitada a almorzar con el presidente. Lo hicieron a solas en la Casa Blanca. A los postres la Dietrich manifestó que un par de horas más tarde tenía que asistir a un homenaje que le daba la comunidad judía americana por su defensa de esa etnia en Alemania. El presidente dijo algo así como: "Por lo que veo, no tenemos mucho tiempo". La llevó a un dormitorio e hicieron el amor. La Dietrich comentaría a un amigo que no había sido nada del otro mundo. El presidente, al parecer, era un tanto raudo y, al llevarla al ascensor aún en bata, le preguntó si era cierto que se había acostado con su padre, el millonario Joseph P. Kennedy, que le había financiado la carrera electoral hacia la Casa Blanca y que tenía asimismo un pasado con diversas amantes, estrellas de cine etc... Cuando la Dietrich contestó negativamente, el presidente aliviado comentó: "Bueno, al menos en esto yo fui primero".

Es chocante que en aquellos tiempos, conociendo el tema diversos ayudantes, periodistas y la propia Jackie, el asunto no irrumpiera en las páginas de los periódicos. También los sabuesos de la prensa habían sido muy respetuosos con la dolencia de Roosevelt ocultando que el presidente, en sus largos meses postreros, prácticamente no se movía de su silla de ruedas. Algo muy distinto aconteció en el año 1998 cuando Clinton retozó con la joven Lewinsky en el Despacho Oval. Afloró pronto la noticia en una publicación de Internet, muchos se refocilaron, se abrió una investigación con un feroz fiscal y el presidente, por mentir sobre ello, estuvo a punto de ser inhabilitado por el Congreso. No lo fue por seis votos. A final de año, sin embargo, la popularidad de Clinton había crecido. Para que luego nos obsesionemos aquí con el puritanismo de la sociedad americana.

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