Para José Antonio Griñán Martínez (Madrid, 1947) estas son sus primeras elecciones como candidato a la presidencia de la Junta, aunque lleve en este cargo tres años tras sustituir a Manuel Chaves en abril de 2009. Una característica de Griñán en la que coinciden todos, amigos y adversarios, es su amplia cultura y conocimientos. «Es un hombre muy formado», ha dicho de él Javier Arenas, su principal adversario en las elecciones autonómicas. Su amigo Alfredo Pérez Rubalcaba lo describió de la siguiente forma en una conferencia hace pocos meses en Sevilla: «Sabe de todo».
Sin embargo, sus amplios conocimientos y dilatada trayectoria política -fue director general en gobiernos de Borbolla, consejero de Salud con Chaves y luego ministro de Sanidad y Consumo y de Trabajo (1992-1996) con Felipe González y más tarde de nuevo consejero de Economía con Chaves- tienen un hándicap, la de su poca experiencia orgánica en el partido.
Griñán no solo es novato en una candidatura a las elecciones frente a sus dos principales adversarios -Javier Arenas es la cuarta vez que se presenta y Diego Valderas, la tercera-, sino que tampoco cuenta con trayectoria en la dirección de un partido. Eso le lleva de ventaja sus adversarios, más curtidos en ese menester.
El socialista se enfrenta al mayor reto de su carrera política quizás con la mejor preparación, pero con las peores desventajas. Cuando Chaves decidió dejarle el puesto y desencadenar una sucesión tranquila que no hiciera peligrar la continuidad socialista, la crisis ya había estallado, pero sus consencuencias no se habían hecho sentir del todo.
En estos tres años en la presidencia de la Junta, Griñán ha tenido que lidiar con la peor crisis económica en democracia, unas cifras de paro históricas (el 30% de la población activa). Una situación empeorada por el escándalo de las prejubilaciones falsas y la rebelión de los funcionarios con multitudinarias protestas en las calles. A ambos contratiempos se unen los conatos de crisis en su partido en Sevilla, Cádiz, Jaén, Málaga y Almería que le han alejado de algunos de sus allegados; la dimisión de Luis Pizarro como consejero de Gobernación y la "espantá" de su segundo en el partido, Rafael Velasco. En las primarias del reciente congreso federal abogó por la neutralidad activa y nunca dijo a quién votó, pero su equipo en el PSOE andaluz defendió a Carme Chacón. Esta apuesta le hizo salir del cónclave como perdedor, aunque luego fuera rescatado por Rubalcaba como presidente del PSOE.
Pese a los reveses y traspiés, los que le conocen y trabajan cerca del dirigente socialista aseguran que nunca le han visto con intenciones de tirar la toalla. Ni siquiera después de la derrota electoral del 22 de mayo, la primera del PSOE en Andalucía.Una de las cualidades que destacan de él es su fortaleza de ánimo sin caer en el optimismo exagerado de Zapatero.
Griñán, inspector de Trabajo y Seguridad Social y exconsejero y vicepresidente de Economía y Hacienda con Chaves, podría encajar con en ese perfil tecnócrata tan de moda ahora en Europa. No solo porque le apasiona la macroeconomía y en sus intervenciones parlamentarias suele dar cuenta de su amplio saber de ello, sino por su forma de hacer equipo en el Gobierno.
El núcleo duro de sus colaboradores procede de su círculo de Economía y Hacienda: Rosa Castillejo, Antonio Ávila y Carmen Martínez Aguayo. Una opción de poco tono político y con dificultades para conectar con la sociedad. Hasta que llegó Mar Moreno hace año y medio a la Consejería de Presidencia. Moreno, Susana Díaz y Miguel Ángel Vázquez, los políticos con los que más habla en los últimos meses, le han ayudado a mejorar su comunicación con la sociedad.
Si en el PSOE todavía causa algunos recelos, en su equipo de colaboradores todo son elogios. Los que le rodean se enojan cuando desde la oposición tildan a Griñán de soberbio. «No es nada estirado, es todo lo contratio, bastante cercano». Uno de sus antiguos colaboradores en la Consejería de Hacienda cuenta cómo rompe el hielo cuando en una una reunión de trabajo veía que había mucha tensión: «Suele contar un chiste o incluso se pone a cantar».
Es conocida su pasión por la música en general y la ópera en particular, su afición al Atlético de Madrid y al Betis y su interés por la lectura y la escritura. Escribe personalmente en su 'Twitter' y presume de múltiple correspondencia lo mismo con militantes de a pie que con altos cargos de su partido. «Le gusta escuchar consejos de todo el mundo», dice una colaboradora. Una de sus consejeras es su propia madre, nacida en Málaga y por la que siente veneración.
Casado con María Teresa Caravaca, tiene tres hijos y cuatro nietos. Rehusó vivir en San Telmo, sede de la presidencia de la Junta, y reside en su casa, un adosado de Mairena del Aljarafe. Entre sus gustos culinarios están los huevos fritos con patatas y los bocadillos de caballa. Se conoce todos los bares de carretera con los mejores bocadillos de caballa.
