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«El futuro para mí no existe»
Actualizado: 16:09

DIEZ AÑOS DEl 11-M

Pilar Manjón: «El futuro para mí no existe»

«Los dos éramos muy carnavaleros. A veces río. Yo era muy risueña. Pero mis carcajadas sin él no son las mismas», dice recordando a su hijo que falleció en el atentado

10.03.14 - 16:09 -
Pilar Manjón: «El futuro para mí no existe»
Pilar Manjón, presidenta de la Asociación 11-M Afectados del Terrorismo. / José Ramón Ladra

Pilar Manjón (Plasencia, Cáceres, 1958) es, desde hace diez años, la cara y la voz de las víctimas del 11-M, una especie de símbolo del dolor de todo un país. A su rostro amable se han ido asomando los costurones y las marcas de tanto tiempo en primera fila. Ella lo reconoce abiertamente y desde el principio, como una carta de presentación. «Yo ya no soy la misma persona del 10-M. Nunca volveré a serlo. La vida me rompió la espalda y, desde entonces, el mañana es siempre incierto. El futuro no existe», comenta.

Pilar teme en estos días la avalancha de imágenes y de recuerdos, una marea que embiste contra su menuda figura cuando el calendario descubre el mes de marzo. Y, lo que es peor, la inquina de quienes han marcado en rojo la fecha del aniversario para atormentarla. Durante ocho años, dos policías nacionales se turnaron para escoltar a Pilar Manjón y evitar así que las amenazas de muerte se convirtieran cualquier día en otro suceso. «Me quitaron la escolta de un día para otro. 'ETA ya no mata', me dijeron en Interior. Por estas fechas me vuelven a llegar las amenazas de muerte, a golpe de corneta. 'Tu hijo está bien muerto. Por roja', me dicen. Y envían a mi correo mensajes con fotos de cadáveres destrozados en primer plano. No están locos, no. Son cabezas que se creen con el derecho de insultar a una madre», confía.

Extremeña de origen, una tierra donde el luto forma parte del paisaje y de una cultura ancestral, Manjón siempre niega que use prendas oscuras en memoria de su hijo Daniel. «Yo visto de negro, pero no estoy de luto. No. Le prometí a mi niño que vestiría este color hasta el día en que dejaran de morir personas en la guerra que me lo mató. Larga me la fié... El pasado 20 de diciembre mi hijo cumplió 30 años. Yo lo parí, me lo han matado, pero en mí está vivo. Por eso hablo de él en presente, como si todavía estuviera conmigo».

Hoy, si pudiera, cuenta Pilar Manjón, regresaría atrás para vivir más despacio, para saborear cada momento de compañía con los suyos, para detenerse en esos actos cotidianos y sencillos a los que ella, madre separada, tuvo que renunciar por la necesidad de hacer más y más cosas. «Iba todo el día corriendo; ya sabe, esas cosas que hacemos las madres...», cabecea. «Hoy me he hecho de piel muy sensible. Y no discrimino el dolor: las víctimas del tren de Santiago o del Airbus o los pasajeros del Metro de Valencia. Todas me importan lo mismo. Hoy tengo más empatía, aunque sensible he sido siempre. Se me ha agudizado más esa parte de mi carácter: la solidaridad, el ponerme en el lugar del otro... Siempre pienso, al oír esas noticias, 'ay, cuando suene el teléfono en esa casa'... Ahora me rozan mucho las cosas, todo el dolor me llega».

Cuando pasen estas jornadas tan amargas, Pilar Manjón desaparecerá de Madrid. Se irá a Cáceres, a su tierra humilde y sencilla, a perderse entre dehesas y parques naturales, y, allí, contemplando el vuelo de las cigüeñas negras junto a las peñas del Tajo, oirá de nuevo las carcajadas de Daniel, como siempre, como el primer día.


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