Puesto de churros frente a Les Deux Magots, célebre y chic café del barrio de Saint-Germain
Puesto de churros frente a Les Deux Magots, célebre y chic café del barrio de Saint-Germain

Los churros desembarcan en el París más chic

El típico producto español conquista el mercadillo de Navidad, situado a las puertas de la iglesia de Saint-Germain

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Tras Ralph Lauren y Armani, los churros españoles han desembarcado con éxito en Saint-Germain-des-Prés, una de las encrucijadas más caras y chic del París cosmopolita. Ralph Lauren fue el primero de los grandes modistos internacionales en instalarse a quinientos metros cortos de la legendaria iglesia, antigua abadía benedictina hace unos mil años.

Siguió Armani, instalándose junto a Lipp, el más famoso de los restaurantes del barrio desde hace un siglo. El modisto italiano acaba de abrir una cafetería que hace estragos entre los nuevos ricos americanos y musulmanes.

Con motivo de la instalación del tradicional mercadillo de Navidad, a las puertas de la iglesia de Saint-Germain, cuyos cimientos datan del siglo VI, los churros españoles han hecho su entrada triunfal con varios puestos especializados en la venta de productos de llevar y comer, caminando.

A cien metros de Les Deux Magots y el Flore, los dos famosos cafés, frecuentados, desde hace un siglo, por una pléyade de personajes, no siempre librescos, Picasso, Baroja, Azorín, Hemingway o Simone de Beauvoir, entre un interminable etcétera, un puesto de castizos churros españoles tiene un éxito llamativo. «¿Qué quiere? -me dice Monique Le Floc, una espabilada vendedora de origen martiniqués-, los churros tienen aquí algo de exótico. Se conocían las castañas calientes y los productos tradicionales franceses. Los churros son una novedad. Y por esta esquina pasa personal de medio mundo».

En Saint-Germain, quien quiera genuinos churros españoles debe pagarlos al precio fuerte: cuatro porras, seis euros; una docena, siete euros; dieciocho porras, diez euros. Precio finalmente razonable, en Saint-Germain. Un café, en el barrio, cuesta entre dos y seis euros.

Ralph Lauren recaló en Saint-Germain tras un fracaso relativo en otro barrio, frente a la iglesia de la Madeleine, un barrio bien de otra época. En Saint-Germain, el gran modisto norteamericano se dirige con éxito a la clientela internacional. Armani comenzó por ofrecer sumas millonarias para restaurar la iglesia de Saint-Germain, instalada en una esquina inmortalizada por los fotógrafos de la «nouvelle vague», donde en otro tiempo hubo un «drugstore» víctima de una crisis mortal, hace treinta años.

Los churros españoles desembarcan en Saint-Germain cuando el barrio se ha convertido en una de las encrucijadas urbanas más caras de París, donde las antiguas y difuntas librerías (La Hune, Le Divan) han sido sustituidas por boutiques de lujo (Vuitton, Dior), y donde la antigua tienda de discos «revolucionarios» ha dejado el sitio a la tienda de chucherías de lujo Cartier. Armani y Ralph Lauren aportan al barrio su lujo cosmopolita. Los churros españoles dan la nota «popular chic». Si mi madre levantase la cabeza...

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