Hummus, una crema elaborada a partir de puré de garbanzos cocidos y otros ingredientes
Hummus, una crema elaborada a partir de puré de garbanzos cocidos y otros ingredientes

Formas sabrosas y originales de comer legumbres

Aprovechando que 2016 es el año Internacional de las Legumbres presentamos otras maneras de cocinarlas

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Aunque la producción agrícola de frijoles, garbanzos y lentejas se remonta al año 7.000-8.000 a.C., hemos tenido que esperar al 2016 para que el mundo entero reconociera su importancia en nuestra alimentación y el ecosistema. La FAO (la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, por sus siglas en inglés) ha declarado este año como el de las legumbres, entre otras razones porque no contienen colesterol ni gluten, son ricas en hierro, proteínas y fibra y su porcentaje de grasa es bajo. A los más reticentes les contamos que pueden ser la base de preparaciones tradicionales y de otras, como las que presentaremos hoy, que vale la pena incorporar al recetario.

Lentejas con chorizo, fabada, cocidos (en sus más amplias versiones) y potajes (como el de vigilia, con garbanzos, espinacas y bacalao)… pero, ¿qué tal un pastel de frijoles, una sopa de lentejas rojas o una feijoada? Aprovechando el Año Internacional de las Legumbres, atrevámonos a probar platos nuevos para nosotros que, habitualmente, se toman en Brasil, Líbano, Gambia o Filipinas.

Otras formas de tomar legumbres

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Arrancamos en India con el khichdi, una nutritiva mezcla de arroz, garbanzos y cacahuetes, con algo de cebolla y ajo. Se sirve como plato principal y se puede acompañar con coco rallado y cilantro fresco picado.

En Filipinas se prepara chile con carne. Es básicamente, frijoles, carne picada, algo de chile en polvo y tomate. Una recomendación: remover con cuchara de madera para evitar aportar un sabor metálico.

El pastel de frijoles y el caupís con arroz al horno llegarán a nuestras mesas desde Gambia. El primero es una masa suave elaborada a partir de frijoles cocidos con mantequilla, servida en una hoja de plátano; el segundo, arroz con tomate, cebolla, azúcar y alubias blancas con una mancha negra (en España se producen en Extremadura, se llaman carillas y son de textura cremosa), que se lleva al horno hasta que forme una corteza dorada.

En algunos países de latinoamérica es común tomar sopa de frijoles negros que, además de ser una bomba proteínica, está llena de sabor (tomemos en cuenta que lleva un buen sofrito, comino, laurel, cilantro, algo de chile y hasta cacao en polvo). En México, por ejemplo, la sirven con tortillas fritas cortadas en tiras.

Algo similar encontramos en Brasil, donde los frijoles negros son esenciales para la feijoada, un nutritivo estofado con carne que suele servirse con arroz y trozos de naranja (originariamente se preparaba con todas las partes del cerdo). Junto a los frijoles, la clave es la gran variedad de carnes. Se trata de un poderoso guiso, preferiblemente invernal, que se ha extendido exitosamente por muchas partes del mundo.

Por supuesto, el hummus, esa deliciosa crema de garbanzos, tahín (pasta de semillas de sésamo) y unas pocas gotas de zumo de limón. ¿Su mejor compañero? Un delicioso pan de pita.

Para cerrar, una receta que, dice la FAO, es perfecta para una familia numerosa: sopa de lentejas rojas, zanahoria y tomate. Es importante tener a mano: cebollas, ajos, un poco de azúcar, pimentón picante y pimienta negra.

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