Viña de Carballo Cobo, de la bodega Adega Algueira, situada en la subzona de Amandi en Doade (Sober)
Viña de Carballo Cobo, de la bodega Adega Algueira, situada en la subzona de Amandi en Doade (Sober) - EFE/Brais Lorenzo

Cómo exprimir un fin de semana en la Ribeira Sacra

Grandes ideas para una escapada entre Lugo y Orense, con el vino como referencia

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Sin ser tan popular como otras de las grandes regiones vinícolas de España, la de Ribeira Sacra, en la confluencia de los ríos más caudalosos de Galicia (el Sil y el Miño), es sin embargo de las más asombrosas.

Tierra de leyendas

A medio camino entre las provincias de Lugo y Orense, la Ribeira Sacra fue históricamente el lugar al que se retiraban monjes y eremitas para entregarse a una vida ascética alejada del mundanal ruido. De ahí que con el tiempo floreciesen en pocos kilómetros a la redonda tantos y tan bellos monasterios durante la Edad Media, como el de Santa Cristina de Ribas do Sil o el de San Paio de Abeleda entre otros.

Adega Ponte da Boga

Con más de cien años de historia a sus espaldas, Ponte da Boga es la más antigua y emblemática bodega de la región.

Sus vinos se elaboran con las variedades Mencía, Merenzao, Brancellao, Godeño y Albariño para los blancos en un proceso de producción que aúna tradición y metodología de vanguardia y que se puede conocer al detalle durante una visita guiada. Ganadores de infinidad de premios, sus vinos llevan además nombres tan sugerentes como «Bancales olvidades« o «Porto de Lobos».

Surcando el río Sil

El Sil es navegable en un tramo de 40 km, que se puede recorrer en cruceros en catamarán con lo que esto significa para poder llegar a rincones únicos e inaccesibles de otra manera. Los recorridos habituales duran una hora y media y permiten sobrecogerse ante la magnificencia de la naturaleza y la perspectiva desde abajo de los 500 m. de desnivel que llega a alcanzar el cañón del Sil en su último tramo.

Desde las alturas

Los bosques de esta zona son todo un espectáculo y más todavía mientras dura el otoño. Los de Santa Cristina de Ribas, Santo Estevo de Ribas y el de Bideiral de Monterramo son los tres más impactantes con su sinfonía de nogales, castaños, alcornoques, abedules y hasta madroños. Cualquier recorrido a pie por aquí discurre entre los bancales en los que se cultivan las vides. Para conseguir unas fotos increíbles hay que ir al mirador de Cabezoas.

Un Parador mágico

Parador de Santo Estevo
Parador de Santo Estevo

El sueño de dormir en un maravilloso monasterio medieval se hace realidad en el Parador de Santo Estevo. Este es un fascinante conjunto arquitectónico –cuyos orígenes se remontan a los siglos VI y VII– que emerge misteriosamente de entre una gran zona arbolada. Cuenta con un completo spa con jacuzzi al aire libre, un restaurante a tener en cuenta y una decoración que añade notas de modernidad y estilo a las piedras centenarias.

Monforte de Lemos: arquitectura medieval

Su nombre significa «Monte-forte» precisamente porque se trata de una villa medieval que antaño fue la puerta de entrada a la Ribeira Sacra. Con un patrimonio abrumador, en torno al casco antiguo de Monforte de Lemos se concentran decenas de «casas palacio» blasonadas, conventos e iglesias. Imprescindibles son el monasterio de San Vicente do Pino, la Torre del Homenaje, las ruinas del Palacio de los Condes de Lemos y el antiguo puente romano. Como curiosidad: aquí está una de las casas más estrechas de España, de 1,50 metros de ancho y 20 de profundidad, que se compone de cuatro pisos y planta baja.

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