La Muralla China de Finestres, la joya natural y casi desconocida de Aragón

Roques de la Villa, en la provincia de Huesca, bordea el embalse de Canelles

La Muralla China de Finestre, cuyo nombre real es Roques de la Vila, ubicada en Aragón Viajar sin fronteras

Claudia González

En la provincia de Huesca, existe una muralla natural, y aunque no es tan larga como la China ni está construida por el hombre, este peculiar accidente natural que se encuentra bordeando el embalse de Canelles es digno de ver.

Hablamos de la Muralla China de Finestres o la Muralla China de Aragón como se la conoce popularmente aunque, el nombre real es Roques de la Vila .

Ubicada en la vertiente aragonesa del Montse , que comprende el límite con la comunidad autónoma de Cataluña. Finestres es el punto de partida para acceder a la muralla, se trata de un pueblo deshabitado hace más de 60 años debido a la construcción del embalse. Aún así, el lugar cuenta con lugares tan bonitos como la Ermita de Santa María, del siglo XVIII, desde donde se puede contemplar el embalse de Canelles.

De hecho, todavía se conserva una casa que permanece habitada por sus dueños es Cas Coix , situada enfrente de un antiguo molino de aceite. Y es que, esta localidad era conocida por su aceite de oliva.

Este capricho de la naturaleza, no recuerda a la muralla china por su color, sino por lo impresionante de su forma. Dos líneas paralelas de muros rocosos, con los bordes serrados. En su interior se erigió el Castillo de Finestre , al que durante muchos años dio cobijo la muralla, todavía puede visitarse pero no esperes encontrártelo en buen estado de conservación ya que, el paso del tiempo ha hecho que la estructura inicial quede prácticamente en ruinas.

Lo mismo ocurre con la ermita de San Vicente, únicamente quedan algunas de las ruinas.

No se sabe nada sobre quién lo pudo descubrir ni cuando, solo se acierta a adivinar que el que lo hizo fue por pura casualidad ya que, el acceso es bastante complicado. También se sabe, que las paredes verticales y paralelas de roca caliza parecen remontarse al Cretácico Superior .

Desde hace unos años, se ha convertido en uno de los destinos más destacados de Huesca, un lugar ideal para aquellos que buscan lugares fuera de lo común.

Cómo llegar

El recorrido se inicia en la única calle del núcleo deshabitado, donde encontrarás algo de maleza, casas en ruinas y la ermita de Santa María. Siguiendo por la calle principal del pueblo encontramos una señalización que indica el camino hacia las dos ermitas: San Marcos y San Vicente.

El camino hacia la ermita de San Marcos es relativamente corto, solo son 5 minutos una vez que pasas el pueblo. Desde este punto se puede ver la otra ermita, que se encuentra dentro de la muralla, formando una unión perfecta entre arquitectura y naturaleza, al aprovechar una de las paredes de la muralla natural para convertirla en una de la ermita.

El camino para acceder hasta la muralla, comienza con un fuerte descenso en zigzag, después el camino va ganando altura hasta la ermita de San Vivente.

Al llegar a esta, podemos empezar haciendo un barrido por los restos de esta construcción, una bóveda que se ubica cerca del ábside. Desde el punto más elevado se puede divisar la localidad de Finestres.

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