Jaime Bayly

De pronto, el infierno

A unos pasos del auto mal estacionado se encontraba el jardinero de los Barclays, un joven salvadoreño, tratando de barrer las hojas que el auto eléctrico le impedía barrer, procurando recortar la hierba que el auto le impedía recortar. Por eso Barclays le pidió al jardinero que le dijera a la señora que debía mover su vehículo

Antonio Burgos

Sin Alicantina

Últimamente, todo lo que entendíamos por Sevilla está cerrando

Ignacio Camacho

El suicidio democrático

Los golpes de Estado posmodernos se revisten con la épica de un motín del pueblo, de una toma del Palacio de Invierno