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Mira en el video un fragmento del juego - .J.M.S.
ANÁLISIS

«Titanfall 2»: por el camino correcto

La secuela del videojuego de disparos incluye un modo campaña más atractivo y vigoroso que gana enteros mientras continúa con su apuesta por el apartado «online»

MADRID Actualizado: Guardar
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Hubo un aspecto que defraudó en su debut, su historia para un jugador, por su ausencia. «Titanfall 2» lo corrige para ahondar en una trama principal sugerente que allana el camino para disfrutar de sus mecánicas de juego adictivas y cargadas de acción trepidante. Porque el videojuego de disparos en primera persona cumple con su propuesta que, pese a no ser arriesgada, ofrece unas sensaciones permanentes de emoción.

Este título, desarrollado por el estudio Respawn, no concede un segundo al aburrimiento ni a la dejadez y demuestra la gran personalidad que tiene. Esa campaña individual, distribuida por capítulos y algo corta, relata el ascenso de un soldado, Jack Cooper (por cierto, habrá algún día que hablar del nombre de los personajes), convertido en piloto de un «titán» por un fortuito incidente.

Con una gramática propia de los tradicionales «first person shooter», el juego ofrece un planteamiento que da pie a la libertad de enfrentamientos pese a estar profundamente guiado. De hecho, la combinación de dos estilos de juego diferentes (situaciones para la gloria de la persona y, otras, a bordo de la máquina), el videojuego ofrece un sistema de juego apoyado por dos importantes valores, la sencillez y el frenetismo.

Todo ello favorece a la acción, que no decae en ningún momento, deseando siempre ir a más. Aunque corta la historia, el videojuego introduce en el universo de Tifón, un planeta a explorar, por lo que expone al jugador a terribles enfrentamientos en donde el reto es encumbrar al héroe que todos llevamos dentro. Armas de todo tipo, coberturas, divertidos momentos «parkour» para deslizarse por las paredes verticales gracias a los propulsores y enfrentamientos cuerpo a cuerpo se unen para favorecer el trabajo del pistolero, de nuevo ofreciendo el tradicional planteamiento de uno contra todos y sálvese el que pueda pero que cumple a rajatabla.

La inclusión de jefes finales incrementa, aún más si cabe, esa emoción que desborda de manera perenne toda su campaña. Cada vez más dificultosos los enemigos, a bordo del «titán» (un modelo BT 7274) se requiere de cierta pericia y dedicación para superar estos obstáculos, necesarios para continuar. Conforme progresamos nos encontramos con nuevo arsenal que incluye otras habilidades diferentes, como escudos protectores.

En líneas generales, el juego permite lanzarse al ruedo de la acción ferozmente en cada momento, a pesar de requerir de revitalización en determinadas ocasiones al sufrir daños. Al necesitar esta máquina de energía para funcionar, el jugador debe recoger energía desplegada a lo largo y ancho de los escenarios, bien diseñados y que ofrece unos niveles muy conseguidos. Aspecto a tener en cuenta son los tiempos de carga. Con alguna salvedad, el sistema se reinicia de manera rápida y fluida para volver a la carga, evitando así la desesperación de caer muerto en combate.

Envuelto en un mejorable aspecto visual, su modo multijugador, de nuevo, es una de sus grandes bazas. Similar a la de anterior entrega, los mapas, si ser demasiados extensos, lucen tremendamente bien y favorecen al tipo de enfrentamiento que propone la serie, con un ritmo rápido que se repite en los diferentes modos que incluye, como todos contra todos o la ocupación de zonas rivales que obliga a moverse constantentemente para superar las pruebas.

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