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ANÁLISIS

«F1 2016»: más potencia y menos frustración

El videojuego de conducción, que se encuentra a caballo entre el juego arcade y la simulación, recupera el coche de seguridad, incluye numerosas opciones de personalización y un emocionante modo carrera

MADRID Actualizado: Guardar
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Sea como fuere, en algún momento de nuestras vidas se cruzó el interés por un espectáculo donde el glamour y la innovación automovilística se mezclan con la velocidad. Alguna vez, lo más probable, es que uno haya visto con emoción la lucha encarnizada de los pilotos de la mayor competición de bólidos del planeta. Y, sí, puede ser que esa pasión y desenfreno haya ido a más gracias a la apuesta de las televisiones por llevar la Fórmula 1 a las pantallas de medio mundo.

Esa intensidad es que rodea al videojuego «F1 2016» que, tras varios intentos fallidos que supieron a poco, llega esta temporada con los deberes hechos y alguna muestra del poderío técnico. Rehecho al completo, modificados algunos apartados y centrados en la carrera, este título creado por el estudio especializado Codemasters imprime velocidad y potencia por los cuatro costados.

Se ha remodelado el modo carrera -uno de sus pilares fuertes- que proporciona una experiencia saludable. Está organizado en 10 temporadas. En total, se pueden disfrutar de unos 21 circuitos y elegir a uno de los 22 pilotos del plantel existente en esta entrega.

En el interior de este apartado se encuentra la posibilidad de disputar Grandes Premios en diferentes estructuras que van desde tiempos cortos a completos pasando por la opción más personal donde los videojugadores pueden ajustarlo a sus intereses. Entrenamientos libres y clasificatorios son la antesala de la carrera principal donde nos enfrentamos a la Inteligencia Artificial del sistema, configurable en varios niveles en función de la pericia y capacidad de cada uno. Siete son las categorías para intentar crear una prueba a la que podamos aspirar a algo y no a sufrir una desesperación como sucede en otros simuladores de conducción más enfocados a un público exigente. Es decir, aplica esa filosofía de adaptación al tipo de jugador, tanto novato como avanzado. Y eso es, sin duda, algo que hay que agradecer, la verdad.

El objetivo aquí es labrarse su propio camino y convertirse en toda una leyenda. Soñar con ser el próximo Vettel o Alonso. El modo campeonato está más diseñado a competir contra los grandes de la Fórmula 1 y requiere, en efecto, algo más de tiempo destinado en comparación a una carrera rápida de esas que se tienen ocasionalmente. Carrera rápidas y apartado multijugador, así como pruebas contrarreloj para intentar luchar por mejorar los tiempos, son otras de las características del videojuego.

Uno de los aspectos más interesantes es la personalización del vehículo y los reglajes. Desde la consola de actividades se puede modificar desde la aerodinámica, la transmisión, la simetría, la suspensión, la distribución del peso e, incluso, la carga de combustible, aunque la mayoría aparecen por defecto bien equilibrados en aras de lograr un buen rendimiento en la mayoría de situaciones.

Pero, en caso disponer de esos conocimientos algo más avanzados, esta opción puede ser útil y necesaria para sacar provecho a las diferentes formas de conducción o si se quiere establecer una determinada estrategia en la que se regula el comportamiento del vehículo en función de varios parámetros. Por cada carrera disputada se obtienen puntos de mejora canjeables para modificar algunos aspectos relacionados con la potencia del motor, la eficiencia del combustible o la carga aerodinámica.

El juego, no obstante, se mueve entre el universo arcade y la simulación propia. Con ello se cabalga entre la pura diversión de la simulación más realista y, por tanto, equilibrar la frustración y el sentimiento de desesperación. Incluye, como otros lanzamientos, una opción para rebobinar un tramo de la carrera y se pueden utilizar ayudas de conducción como el control de tracción, también muy aplaudidas. Pero allá cual, puesto que esto último, por ejemplo, se puede desactivar (hay innumerables opciones) con el riesgo de salir disparado de una curva a las primeras de cambio.

Como era de esperar, y paseando precisamente por el realismo, el comportamiento de los neumáticos es fundamental. Se degradan, y eso se aprecia en la conducción, por lo que se hace necesario entrar a boxes, al igual que sucede cuando aparece la temida lluvia (gracias a su sistema de climatización dinámica) y provoca que los coches anden como locos. Cabe recordar que se puede elegir incluso la hora para competir.

Un aspecto interesante también es la comunicación con nuestro ingeniero, que nos avanza posiciones dentro de la carrera, situaciones comprometidas, así como recibir diversas sugerencias para trazar una mejor estrategia y alcanzar las primeras posiciones, que al final el objetivo principal de todo esto, evidentemente. Otra novedad de esta temporada ha sido el regreso del coche de seguridad, que permite establecer las posiciones y evitar adelantamientos ilegales, en un intento más por acercarse al realismo.

La lucha contra otros jugadores de manera online destaca por su conceptualización de las carreras. Aunque nos enfrentamos a otros participantes aparecen las sombras de ellos para evitar así colisiones y quitarse de enmedio aquellos que juegan de manera sucia por culpa de su estilo más agresivo. Al igual que en otras modalidades de juego, «F1 2016» no es totalmente permisivo con las salidas de pista y los posibles atajos. Están sancionados y penalizados. Detectados pues algunos «bugs» y ligeros fallos técnicos, está diseñado de una manera solvente en lo que se refiere a su apartado gráfico, aunque a veces se aprecian pequeños detalles que vuelven a recordarnos que estamos ante un videojuego.

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