Captura del juego
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ANÁLISIS

«Anima: Gates of Memories»: ambición equivocada

La adaptación del juego de rol español Anima: Beyond Fantasy se presenta como un ejemplo de juego demasiado ambicioso para su humilde presupuesto

MADRID Actualizado: Guardar
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Con el advenimiento de la distribución digital empezó a florecer un mundo de desarrollo independiente, pequeños estudios dispuestos a afrontar riesgos y crear juegos que pudieran permitirse apelar a un público nicho. La revolución del «crowdfunding», a través de Kickstarter y de otras plataformas, ha permitido que muchos juegos pudieran entrar en fase de producción, algo que con un modelo de publisher tradicional nunca hubieran conseguido.

La crítica internacional suele premiar las apuestas novedosas que vienen del mundo indie, algo que lleva a muchos a pensar que se juzga con diferente baremo este tipo de producciones respecto a la de los grandes estudios. En este sentido, me parece esencial apuntar que la clave reside en la relación que existe entre la ambición del proyecto y el presupuesto con el que cuenta.

El triunfo indie depende en muchos de casos de saber aprovechar tus puntos fuertes y concentrar tu ambición en unos pocos elementos en vez de intentar abarcar demasiado.

«Anima: Gate of Memories» suena bien sobre el papel, pero falla estrepitosamente en la ejecución. En su intento por narrar una gran epopeya de acción, con dos personajes que trabajan juntos y un diseño de habilidades RPG, Anima Project ha recortado en cada apartado del juego, extendiendo sus limitados recursos sobre un proyecto demasiado ambicioso.

Así encontramos grandes escenarios, pero completamente vacíos, con una geometría básica y aburrida, de texturas simplonas y paredes invisibles. Los enemigos se repiten hasta la saciedad, con patrones de ataque muy limitados y que manipulan la curva de dificultad de manera artificial, asaltando al jugador en grandes números. Los dos personajes principales, la Portadora y Ergo Mundus,, cuentan con pocas animaciones, y el sistema de combate se reduce a esquivar y atacar, sin espacio apenas para crear combos ingeniosos.

Sin embargo, donde realmente saltan las costuras es en el trabajo de doblaje: sencillamente atroz. Ya de por sí los personajes son insufribles, pero además el diálogo no solo está mal escrito, sino que resulta a todas luces excesivo. A este juego le gusta hablar mucho y no tiene nada interesante que decir, pero la sobreactuación paupérrima de los actores termina por sepultar tanta mediocridad. Los efectos sonoros brillan por su ausencia, lo que añade a la sensación de mundo inerte y vacío.

Lo único que se salva del apartado sonoro es la música, con buenas composiciones ambientales, que no buscan el protagonismo pero que tampoco sustraen de la experiencia. La jugabilidad se centra en un sistema de combate limitado, con una dificultad artificial y una exploración salpicada de manera puntual por fases de plataformas y algún puzle sencillo. Los dos personajes cuentan con su propio árbol de habilidades, su equipo personalizado (que cambia estadísticas, pero ni apariencia ni nada más) y la posibilidad de utilizar algunos objetos durante los combates.

El diseño en general resulta perezoso, sin ideas, aburrido de sí mismo, como hecho por encargo. El rendimiento es bueno, pero teniendo en cuenta la poca carga gráfica que posee, es un mínimo exigible. La dirección artística, con una marcada inspiración en el anime, sí está más conseguida, y resulta lo más atractivo del título.

«Anima: Gate of Memories» trata de hacer con un presupuesto indie un juego triple A siguiendo la estela de Ninja Theory, y se cae con todo el equipo. El precio reducido y una duración más o menos extensa puede que sirva para atraer a ciertos jugadores, pero en el mercado abundan ejemplos que lo hacen todo mucho mejor, con ideas originales y un diseño más estimulante.

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