El científico británico Tim Berners-Lee durante una visita a España
El científico británico Tim Berners-Lee durante una visita a España - ERNESTO AGUDO

Los tres peligros de internet, según su «padre»

Con motivo del 28 aniversario de la publicación de la idea original de red informática a escala global, el científico británico Tim Berners-Lee advierte de los malos usos de la privacidad, el auge de las informaciones falsas y el control de los gobiernos

MADRID Actualizado: Guardar
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Ha pasado algo más de un cuarto de siglo desde que se pusiera en marcha la idea de lo que hoy en día es internet. Entonces, se puso la primera piedra de tres letras que acompañan nuestros días, WWW, y que representa a uno de los mayores avances de la historia. Pese a todo, los derroteros por donde ha ido internet en los últimos tiempos no han gustado demasiado al que se considera a uno de sus progenitores, Tim Berners-Lee, creador de la World Wide Web.

En una carta abierta dirigida a la fundación que estudia los avances de internet, el científico de computación británico ha alertado de lo que considera tres grandes peligros para el futuro de internet.

Tres tendencias que, a su juicio, amenazan el desarrollo y ampliación de esta nueva forma de comunicación y acceso al conocimiento, justo en el día en que se cumplen 28 años desde que enviara su propuesta original para el establecimiento de una red informática a escala global.

Entonces -dice- imaginaba la web como una «plataforma abierta» que permitiría a todas las personas, en todas partes compartir información, «tener acceso a oportunidades» y «colaborar más allá de límites geográficos y culturales». En su opinión, esa visión se ha cumplido. Al menos en desde un punto de vista teórico. «En los últimos doce meses me he sentido cada vez más preocupado por tres nuevas tendencias que creo que debemos abordar para que la web cumpla con su verdadero potencial como herramienta que sirve a toda la humanidad». La privacidad, el auge de las informaciones falsas y el control de los gobiernos son algunas de esas cuestiones preocupantes.

«Control de nuestra información personal»

El científico teoriza acerca de las vicisitudes que ha llevado a internet a estar en el punto de mira de ciberdelincuentes, siendo los datos personales y, por ende, el tratamiento dado en la actualidad una de las grandes amenazas. Está de acuerdo con la filosofía utilizada por las empresas en la redacción de los términos de uso de sus servicios al considerar que el modelo de negocio actual de muchas empresas y sitios web ofrece contenido libre a cambio de información personal. Entiende, pues, que los usuarios, en su gran mayoría, no les importe que se recopile algo de información a cambio de servicios gratuitos.

Sin embargo, cree que no estamos viendo la contrapartida, un truco. «Cuando nuestra información se conserva en lugares patentados, la perdemos de vista, perdemos los beneficios que podríamos obtener si tuviéramos control directo sobre esta información, y eligiéramos cuándo y con quién compartirla. Es más, a menudo no tenemos ninguna manera de dar a conocer a las empresas qué información preferiríamos no compartir -sobre todo con terceros- pues los términos y condiciones se toman o se dejan», escribe Berners-Lee.

La recopilación de información generalizada por parte de las empresas tiene otros impactos. «A través de la colaboración -o coacción- con empresas, los gobiernos también observan cada vez más todos nuestros movimientos online, y con la aprobación de leyes extremas que atentan contra nuestros derechos a la privacidad», advierte el científico. Ello contrasta con el uso que le están dando determinados países. «En regímenes represivos es fácil ver el daño que se puede causar, pueden arrestar a los blogueros o matarlos, y pueden monitorear a opositores políticos. Pero incluso en países donde creemos que los gobiernos tienen en mente el mejor interés de sus ciudadanos, esto simplemente va demasiado lejos todo el tiempo», relata.

Por esta razón, Berners-Lee considera que este escenario actual «tiene un efecto negativo sobre la libertad de expresión y evita que se use la web como espacio para explorar asuntos importantes», tales como como problemas delicados en materia sanitaria, la sexualidad o, incluso, la religión.

«Es muy fácil difundir información errónea»

Berners-Lee también ha tenido palabras para las informaciones erróneas y bulos que se propagan y difunden a través de distintas publicaciones en internet. Para él, es una de las mayores lacras actuales. «Hoy en día, la mayoría de personas encuentra noticias e información en la web por medio de apenas unos cuantas redes sociales y motores de búsqueda. Estos sitios ganan más dinero cuando hacemos clic en los enlaces que nos muestran», considera.

Pero, pese a todo, estas páginas y buscadores eligen lo que mostrar a los usuarios basándose en algoritmos que adquieren ese conocimiento a partir de la información personal, que extraen constantemente. «El resultado final es que esos sitios nos muestran contenido en el que creen que haremos clic, lo que significa que la información errónea, o ‘noticias falsas’, algo sorprendente, sobrecogedor o diseñado para apelar a nuestras preferencias, se puede esparcir como reguero de pólvora». Para el «padre» de internet, a través del uso de ciencias de datos y ejércitos de bots quienes tienen malas intenciones «pueden engañar al sistema para difundir información errónea y obtener un beneficio económico o político».

«La publicidad política necesita transparencia»

Otro de los peligros que advierte Berners-Lee tiene relación sobre la publicidad política difundida e intento de control por parte de los distintos gobiernos y que, en su opinión, se ha convertido rápidamente en una industria sofisticada. «El hecho de que la mayoría obtenga su información de apenas un puñado de plataformas y la creciente sofisticación de los algoritmos que sacan provecho de abundantes reservas de información personal significa que ahora las campañas políticas están elaborando anuncios individuales dirigidos directamente a los usuarios», sostiene.

En su opinión, existen evidencias acerca que algunos anuncios políticos se están usando de maneras poco éticas para dirigir, entre otras cosas, a los votantes a publicaciones de noticias falsas o para hacer que potenciales votantes se mantengan alejados de las urnas. «La publicidad dirigida permite que una campaña comunique cosas completamente diferentes, posiblemente contradictorias, a diferentes grupos. ¿Es eso democrático?», cuestiona. «Debemos luchar contra los excesos gubernamentales en leyes de vigilancia, incluso a través de los tribunales, de ser necesario», matiza.

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