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El recogepelotas que supo ayudar a Rafa Nadal en uno de sus rituales

El joven fue al partido con la lección bien aprendida: sabía exactamente cómo coloca sus botellas el tenista español

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La sabiduría popular dice que los genios tienden a ser peculiares, cuando no extravagantes. En mayor o menor medida todos tienen sus manías, supersticiones o rituales; antes, durante y después de la batalla competitiva. Rafa Nadal, como grande del tenis que es, también tiene sus «cositas». Pero con los ojos de medio mundo observándole cada vez que empuña una raqueta le resulta difícil mantenerlos en secreto, tanto que hasta empiezan a surgirle ayudantes inesperados.

El simpático relato lo leemos en el blog Tennis X. Ocurrió el pasado fin de semana, durante el partido en que Rafa venció al surafricano Kevin Anderson para pasar a cuartos de final del Abierto de Australia. Para el que aún no lo sepa, el manacorí es algo maniático con sus botellas de agua: siempre las coloca en la misma posición y en el mismo ángulo, en sentido oblicuo al lateral de la pista.

Pero en el Rod Laver Arena de Melbourne topó con la oposición de un enemigo sin raqueta: el viento.

En efecto, una ráfaga de aire tumbó una de las botellas de Nadal y puso en peligro la liturgia sagrada. Un murmullo de preocupación recorrió las gradas y el tiempo pareció detenerse. En ese instante de vacío e incertidumbre, a Rafa le surgió un colaborador insospechado. Atento, uno de los jóvenes recogepelotas cruzó la pista a toda velocidad para situar la botella del número 3 del mundo exactamente en el lugar del que nunca debía haberse movido.

El público, sabio y soberano, entendió lo ocurrido y reaccionó con una risa unánime. E incluso Rafa Nadal tuvo que hacer un pequeño paréntesis en ese estado de absoluta concentración que adopta durante los encuentros. Agradecido al chaval, a la vez que divertido por su espontáneo gesto, compartió las sonrisas del respetable. Alguien había entendido y asimilado una de sus rutinas más íntimas. No es poco para un deportista de elite.

Lo cierto es que el bueno de Rafa tiene unas cuantas rarezas: siempre se ducha en agua bien fría antes de los partidos, evita pisar las líneas cuando llega a la pista... y la más famosa de todas, se ajusta el calzoncillo en el trasero antes de ejecutar su portentoso saque. El ruso Dimitry Tursunov llegó a protestar por el tiempo que Nadal empleaba en realizar este gesto. Mejor haría en no buscar explicaciones: simplemente, hablamos de un genio.

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