EE.UU. se une a la batalla contra la ralentización de los iPhones

Apple se enfrenta a una treintena de demandas colectivas en el país

Apple suma demandas con la ralentización de las baterías de sus dispositivos EFE

J.M.SÁNCHEZ

De Francia a España pasando por Italia o Corea del Sur hasta llegar a EE.UU. El caso de la ralentización de los iPhone antiguos ha cobrado una dimensión global. El departamento de Justicia norteamericano y la Comisión de Bolsa y Valores (SEC, por sus siglas en inglés) han abierto una investigación contra Apple para esclarecer si la política de la compañía de reducir la potencia de los terminales viejos cuando se lanza una nueva actualización de software se ajusta a la ley del país . Por el momento, ya se han presentado treinta demandas colectivas de grupos de consumidores.

El fabricante de tecnología de consumo, uno de los tótems de la economía estadounidense, admitió hace un mes que reducía la velocidad y potencia deliberadamente en algunos modelos más antiguos de iPhone ( iPhone 7 y anteriores ) para evitar que los dispositivos sufrieran apagones y reinicios inesperados. Una eventualidad, no obstante, justificada por la marca en términos de seguridad del consumidor dado que las baterías de iones de litio empleadas en estos aparatos son unos componentes electrónicos que conforme acumulan ciclos de carga pierden capacidad.

Lo que era un secreto a voces se confirmó por parte de la propia empresa; en el momento en el que se pone a disposición de los usuarios una nueva versión del sistema operativo se reduce la velocidad de los modelos viejos. La firma norteamericana introdujo esta limitación en una actualización del software hace un año, pero no fue hasta el pasado mes de diciembre cuando se desveló. El descubrimiento fue posible en el momento de hacer una comparación de varias pruebas de rendimiento una vez instalada la versión de iOS más actual.

Esta decisión de la compañía, que nunca se informó de forma clara a los compradores de sus productos, ha puesto en alerta a las asociaciones de consumo e instituciones públicas de algunos países en su lucha contra lo que consideran un «fraude» y un caso más de lo que ha venido denominarse «obsolescencia programada» , una técnica que consiste en planificar la vida útil de los aparatos electrónicos y que está diseñada para obligar al consumidor a adquirir los productos de nueva generación.

En un intento de mitigar las críticas, Apple se ha disculpado publicamente, rebajando por un lado el precio del programa de sustitución de las baterías, y, por otro, con la promesa de que en una próxima actualización del software los usuarios podrán elegir por su cuenta si reducir o no la potencia de su dispositivo cuando la batería muestre signos de deterioro . El pulso del gobierno norteamericano en esta materia se une, además, a la gran presión que vive en estos momentos Apple como consecuencia de las posibles bajas ventas de su producto estrella, el iPhone X, cuya producción, según los rumores, se ha reducido hasta la mitad.

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