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Por qué el mini es ahora mi iPad preferido

Impresiones tras un mes utilizando el nuevo dispositivo de Apple que ha renovado tras cuatro años sin hacerlo y que, como gran novedad, la compatibilidad con el Apple Pencil

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APPLE
José Manuel Nieves

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De entre todos los tablets que hasta ahora han sido, iPads incluidos, el iPad mini siempre fue mi preferido. Por su tamaño, por su ligereza, por lo cómodo que resulta de manejar... No se si muchos se habrán dado cuenta, pero es que cabe en el bolsillo interior de una cazadora, y parece hecho a medida para entrar en un «bolso de hombre» (ya saben, la impopular pero utilísima mariconera). Por eso nunca entendí que Apple dejara de renovarlo en 2015 .

Lo comenté con la propia compañía. La razón era que los móviles son cada vez más grandes, y que un tablet de solo 7.9 pulgadas dejaba de tener sentido frente a unos iPhones que ya andan por las seis. Error, craso error. En mi caso particular, tuve que adaptarme a verlo y hacerlo todo en el móvil . Y no es que no se pueda, que se puede, pero no es lo mismo. Los tablets más grandes, los de 10 (y hasta 12) pulgadas no cumplían la misma función.

En un viaje de trabajo, por ejemplo, llevar una tableta grande significa tener que cargar con otro cacharro todo el tiempo. Hace años que ya no llevo encima un portátil a todas partes. Me gusta ir con las manos libres y con todo lo que necesito en el bolsillo. Y el iPad Mini , con sus 300 gramos y su grosor de apenas 6,1 milímetros se había convertido en mi herramienta preferida. Cómodo, potente, ligero... y pequeño.

Pero rectificar es de sabios, y aquí está, por fin, cuatro años después (una eternidad en tecnología) la nueva versión de la que probablemente sea la herramienta más versátil de todas las que ha fabricado hasta ahora la compañía de la manzana. El Apple Mini ha vuelto, y con nuevas capacidades y prestaciones.

Por supuesto, me hice con uno enseguida. Quería comprobar si después de cuatro años de “infidelidad“ el dispositivo me seguía siendo igual de útil. Así que con algo de miedo, como un novio que vuelve a salir con una ex que le dejó hace años, perdoné la ausencia (inexplicable para mi) y me puse de inmediato a trabajar con el.

Todo era igual, pero mejor. Incorporar el nuevo procesador A12 Bionic, el mismo que llevan los iPhones , con su unidad de procesamiento neuronal y su Inteligencia Artificial, ha sido todo un acierto. Porque el dispositivo vuela. Y maneja pesadas aplicaciones profesionales con una soltura envidiable. Por no hablar de que la mejor gestión de la batería por parte del chip permite que dure y dure días enteros, hagamos lo que hagamos con él. Algo que, por cierto, tampoco sería posible con pantallas más grandes.

Por si fuera poco, el nuevo iPad Mini ahora es compatible con el lápiz óptico de la firma (aunque solo con la primera generación). Lo cual significa que, además, ahora se puede escribir directamente en pantalla, como si fuera un cuaderno, o dibujar, o marcar fotos y gráficos.

He leído ya varias críticas sobre este para mi acertadisimo «revival» de Apple. Y en todas, sin excepción, se alaba el dispositivo en general, pero se critica al mismo tiempo la decisión de mantener el diseño y la carcasa originales. Es decir, con unos marcos enormes, como los de antes, en lugar de hacer crecer la pantalla (sin aumentar el tamaño del tablet), una tendencia que lleva ya varios años en el mercado y que permite ofrecer pantallas mayores en dispositivos que no crecen en tamaño.

Si, es cierto, a mi también me gustaría tener una pantalla sin marcos. Y también un puerto USB C, en lugar del clásico lightin, dejado ya de lado incluso por la propia Apple. Pero creo que he comprendido por qué las mejoras del nuevo iPad mini solo están por dentro... aquí va mi teoría.

Después de cuatro años de ausencia, Apple no debía de estar del todo segura de que esta «resurrección» tuviera éxito. De modo que decidió hacer un experimento, limitando los costes y aprovechando todo lo aprovechable. Más potencia, si, mejor pantalla, también, compatibilidad con el lápiz... pero no nos pasemos . Hagámoslo igual por fuera que el anterior y a ver qué pasa. Estoy completamente seguro de que dependiendo de los resultados comerciales (que por ahora parecen buenos) Apple no perderá la ocasión de actualizar, también por fuera, su pequeño gran tablet. ¿Alguien apuesta lo contrario?

Además, y por si no lo habían pensado, aquí va otro argumento en favor de mantener (y terminar de renovar) el iPad mini. Otros fabricantes están tratando, como sea, de ampliar aún más las pantallas de sus teléfonos móviles. Y en menos de un mes empezaremos a ver por aquí smartphones con pantallas plegables que, cuando están abiertas, rondan las siete u ocho pulgadas.

Eso si, quien quiera uno debe prepararse para soltar cerca de 2.000 euros. ¿Merece la pena gastar esa suma en una tecnología emergente y aún no bien testada? (Véase el caso de los aplazados Galaxy Fold , de Samsung). Pues bien, no me parece exagerado decir que el iPad mini, especialmente en su versión LTE, que lleva su propia tarjeta SIM (física o virtual) podría considerarse como el móvil de gran pantalla de Apple. Y todo por algo más de 700 euros en su versión más cara (los hay de 449, pero sin conectividad móvil). Yo, desde luego, lo tengo claro.

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