Un calcetín inteligente para controlar el ritmo cardíaco del recién nacido, los niveles de oxígeno o la temperatura
Un calcetín inteligente para controlar el ritmo cardíaco del recién nacido, los niveles de oxígeno o la temperatura - OWLETCARE

Los dispositivos inteligentes para bebés, en peligro de colapsar las urgencias de hospitales por falsas alarmas

Expertos de EE.UU. alertan de que estos monitores no tratan, diagnostican ni previenen enfermedades». Tampoco están regulados como dispositivos médicos por la FDA. Aún así, causan temores innecesarios en los padres

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Una simple pulsera tobillera que analiza la temperatura, posición y frecuencia cardíaca del bebé no es más que uno de los muchos «wearables» que existen en el mercado para «ayudar» a los padres en el cuidado de los pequeños. Sin embargo, estos dispositivos tecnológicos, lejos de ayudar, se han convertido en un «dolor de cabeza» para los profesionales de la salud.

El centro Children’s Hospital de Filadelfia ha sido el primero en alzar la voz contra estas soluciones tecnológicas que, aunque son inofensivas, lejos de ayudar, «pueden causar una alarma indebida en los padres», quienes «sin evidencias médicas», acuden al centro hospitalario con su bebé en brazos porque el dispositivo ha alertado a los progenitores, por ejemplo, del nivel de saturación de oxígeno del bebé.

Según el doctor Christopher P. Bonafide, «estos dispositivos se comercializan de manera agresiva a los padres de bebés sanos, prometiéndoles tranquilidad sobre la salud cardiorrespiratoria de su hijo». El problema, según el pediatra, es que «no hay evidencia de que estos monitores sean salvavidas o incluso precisos, por lo que pueden causar temor innecesario, incertidumbre y dudasen los padres».

Bonafide acaba de publicar un artículo en torno a este tema en la Revista de la Asociación Médica Americana ( JAMA) junto a Elizabeth E. Foglia, médico de neonatología en el Children’s Hospital de Filadelfia, y David T. Jamison, director ejecutivo en ECRI Institute, una organización de investigación sin ánimo de lucro que evalúa dispositivos, procedimientos y procesos médicos.

Falta de regulación

Los investigadores, para llegar a esa conclusión, se centraron en cinco modelos de monitores infantiles, como MonBaby, BabyVida y Owlet, cuyos precios oscilan entre los 90 y 230 euros. Los expertos recuerdan que los fabricantes de este tipo de dispositivos no dicen que sus productos «traten, diagnostiquen o prevengan enfermedades» y tampoco «han sido regulados como dispositivos médicos por la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA)». Pero el equipo médico que está detrás de esta investigación sí se percató de cómo un vídeo publicitario de Owlet (un calcetín inteligente para controlar el ritmo cardíaco del recién nacido, los niveles de oxígeno o la temperatura) habla del síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL) «y sugiere que el dispositivo puede notificar a los padres de que algo va mal».

«No hay evidencias de que estos dispositivos sean exactos en la medición de los signos vitales del bebé»
David T. Jamison

El Instituto ECRI muestra su preocupación en torno a «la seguridad y eficacia de estos productos». «No hay evidencias de que estos dispositivos sean exactos en la medición de los signos vitales del bebé», explica Jamison. «Y puesto que estos monitores de bebé no están regulados por la FDA -continua-, tenemos que cuestionar qué pruebas se han hecho para asegurar la seguridad y la calidad de estos diseños».

Incluso en el caso de que estos dispositivos demostraran ser exactos, Bonafide planeta si son apropiados para supervisar niños sanos. «Una sola lectura anormal puede causar un sobrediagnóstico (una detección precisa que no beneficia a un paciente)-. Por ejemplo -explica-, una lectura de baja saturación de oxígeno que se resolvería por sí sola puede desencadenar una visita a un departamento de emergencia, seguida de una analítica innecesaria, pruebas, radiografías e incluso la admisión hospitalaria».

La doctora Elizabeth E. Foglia también se muestra en esta misma línea: «En el futuro, algunos monitores pueden ofrecer beneficios reales a niños vulnerables, pero hoy no tenemos evidencia de que estos dispositivos sean seguros, precisos o efectivos».

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