Reconocimiento facial de narices

La nariz canina tiene la clave para reconocer y localizar a perros perdidos

Carmen Aniorte

Hoy tratamos un tema, nunca mejor dicho, de narices o tratándose de nuestros perros de hocicos o trufa. Casi sin darnos cuenta, la inteligencia artificial se ha instalado a pie de tierra y poco a poco ya forma parte de nuestra vida cotidiana. A golpe de click podemos realizar operaciones bancarias, anular una cita médica, abrir o cerrar la puerta del garaje... también ha llegado al mundo de las mascotas y más en concreto a nuestros perros. ¿De qué manera? El reconocimiento facial ya se utiliza para localizar perros que se han extraviado. Eso es precisamente lo que realiza la aplicación Finding Rover. Esta es capaz de identificar, de manera automática cuando la imagen de un perro perdido es igual a la de otro que ha entrado en alguna protectora o refugio.

Esta aplicación está disponible en Estados Unidos, pero ahora una Start Up Megvii en China ha dado un paso más y propone un sistema de reconocimiento facial para perros que tiene como objetivo ser tan fiable como el chip; pero mucho más barato y menos invasivo. Megvii, es la misma empresa que ha desarrollado un sistema de vigilancia a través del reconocimiento facial para el gobierno chino, ha creado ahora una aplicación destinada a los perros y más en concreto a sus trufas.

La nariz de nuestros perros se puede considerar una huella dactilar ya que es única en cada ejemplar. El software desarrollado permite escanear la trufa -bien una foto o un vídeo- y de esta manera se puede identificar al ejemplar. Es una forma sencilla de identificación: basta con apuntar la cámara del teléfono hacia su hocico y de esta manera su sistema identificará los marcadores clave y de esta manera podrá crear un perfil único del perro en su base de datos. Además, esta tecnología no solo está pensada para localizar a animales extraviados ; también se podría poner en servicio para que las autoridades tuvieran mayor facilidad a la hora de identificar a aquellos perros con propietarios irrespetuosos con la ley (no llevar a los perros atados o los que no recogen los excrementos).

Cuestión de narices

En nuestros perros el sentido del olfato está mucho más desarrollado que en los humanos (según veterinarios consultados, unas sesenta veces más y contiene cerca de 300 millones de células olfativas receptoras). A través de su trufa pueden encontrar una persona extraviada, dar con su pelota favorita o saber el momento en que llega a casa su amo e incluso pueden llegar a saber dónde o con quién has estado cuando vuelves a casa. La nariz del perro es un joya ya que como decimos es su mayor exponente sensorial. Olfatean todo, por ínfimo que parezca.

Huelen rastros de más de 48 horas. Detectan explosivos o drogas ocultos e incluso huelen el miedo, los estados patológicos y los marcajes territoriales y el peligro. Una mascota sana puede tener la nariz fría y húmeda o caliente y seca y eso no significa que el animal esté enfermo. Lo que hay que estar atento es a cualquier cambio en la textura o el color. Una piel con escamas, costras, pequeñas grietas o despigmentada está pidiendo una visita al veterinario para controlar lo que sucede. También hay que tener en cuenta secreciones inusuales, hinchazón, mal olor o problemas respiratorios . Si su perro vomita, tiene diarrea, falta de apetito o está adormilado, es en ese momento si su nariz está caliente y seca puede ser síntoma de estar incubando una enfermedad. Como decimos siempre la observación es primordial.

El color puede cambiar

El color de la trufa de un perro lo determina su genética. Puede ser negra, rosa, marrón e incluso del mismo color que su pelaje. Se da el caso de algunos ejemplares que padecen un trastorno conocido por los veterinarios como «nariz de nieve» o «nariz invernal», debido a que la pigmentación de su nariz se torna más claro durante los meses fríos y vuelve a su tonalidad normal al comenzar la primavera. Si la nariz de su perro es muy clara, necesita protección solar, es recomendable aplicarle un protector solar (no emplear los humanos; sino aquellos que son indicados para ellos., antes de salir a la calle a dar su paseo.

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