Entonces no lo sabíamos, pero el 23 de enero del año pasado fue el día que cambió el mundo. Aquel jueves, a las diez de la mañana, fue cerrada la ciudad de Wuhan, de once millones de habitantes, para contener la epidemia de neumonía provocada por un nuevo coronavirus que, en ese momento, llevaba 575 contagiados y 17 fallecidos. En los días posteriores, el confinamiento se extendió a los 50 millones de personas que viven el resto de la provincia de Hubei, que se enclava en el centro de China y ocupa casi la mitad que España.
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