Mascotas

Sordera en perros y gatos: el sexto sentido

Movimientos del pabellón auricular, gestos de suma atención combinados con inclinaciones de cabeza, mirada fijada y máxima atención. Nuestro perro ha oído algo, ahora se mueve rápido y dos ladridos de felicidad reciben a su querido propietario. ¿Cómo lo ha conseguido?

Un cachorro de perro y otro de gato duermen juntos ABC

CARMEN ANIORTE

La respuesta se encuentra en un sentido auditivo mucho más desarrollado que el nuestro , casi como un sexto sentido. Percibió sin duda el aparcar lejano del coche o el rítmico y singular taconeo de su dueño, y lo hizo nada más y nada menos que desde una elevada planta de pisos, su vivienda. «Gozan nuestros animales de compañía de tres sentidos muy desarrollados : el oído, la vista y el olfato. Todos ellos integrados al unísono y sumándose, dan como resultado la percepción de un mundo sensorial más florido y complejo que el nuestro.

Por ello, tal vez, parecen adivinar o intuir, salvando todo tipo de barreras y distancias», comenta Javier Álvarez de la Villa del madrileño Centro Veterinario Víctor de la Serna. En el caso del oído que hoy nos ocupa, su anatomía está sin duda bien dispuesta. Los pabellones auriculares actúan como antenas parabólicas que orientándose a voluntad captan un mayor número de ondas sónicas. Ondas en ocasiones de intensidades insignificantes y frecuencias fuera de rango para nosotros los humanos.

Continúa este órgano sensorial con un amplio y acodado conducto, es el conducto auditivo externo . A continuación una delicada membrana acústica, el tímpano. Él mismo vibra sutilmente ante el más pequeño ruido. Esta vibración se transmitirá aceleradamente a través de la cadena de huesecillos (martillo, yunque y estribo) por el oído medio, llegando a la porción auditiva del oído interno y de ahí mediante conductos nerviosos internos a la región auditiva del córtex cerebral donde se entiende e interpreta.

Punto muy sensible

Son muchas las causas que amenazan este privilegiado sentido en perros y gatos. En ocasiones el animal ha nacido sordo. Posee una sordera de naturaleza congénita y muchas veces, de origen genético. Es más frecuente en algunas razas (Bóxer, Bull terrier) y en especial en animales blancos. «Este tipo de sordera conlleva connotaciones preocupantes pues se interpone como muro insalvable entre el animal afectado y su entorno» nos indica el doctor Álvarez de la Villa. No perciben sonidos, no interpretan señales ni órdenes, están disociados de sus compañeros humanos y otros animales.

Como consecuencia no es extraño que estos ejemplares puedan desarrollar caracteres huidizos e incluso agresivos. Será importante sustituir en parte esta deficiencia sensorial con la ayuda de señales visuales (gestos) y táctiles (caricias) y olfatorias (premios) a fin de lograr integrarlos al máximo en su entorno sensorial. Pero tan importante como intentar aminorar las consecuencias de la sordera es descubrirla precozmente .

Por increíble que parezca, no es raro percatarnos del hecho al cabo de uno o dos años de edad, cuando nuestro perro ha desarrollado ya posibles patrones de agresividad e hiperactividad y entonces acudimos a un centro veterinario donde se diagnostica. Es preciso pues, atender las inequívocas señales de sordera como son los pabellones auriculares fijos que no se orientan y en suma la falta de respuesta a órdenes o de reacción ante diferentes tipos de ruidos y sonidos cotidianos.

Los animales con sordera congénita pueden llevar una vida digna y equilibrada con la necesaria implicación de sus propietarios. Es obvio que jamás deberán dedicarse a la cría pues su alteración puede ser transmitida a su progenie.

Una otitis no es broma

Otro tipo de sordera derivada de graves estados de inflamación son las otitis que pueden afectar más o menos profundamente al oído, distinguiéndose así las externas, medias e internas. En muchos casos los conductos auditivos se anegan y colapsan. Aparecen en la exploración otoscópica repleto de secreciones y con las paredes colapsadas. Dejan de ser conductos permeables a las ondas sónicas que no pueden llegar a su destino, el tímpano.

«Cuando el oído afectado es solo uno y el otro queda libre, la función auditiva puede quedar compensada en parte, pero cuando son ambos, la respuesta se hace obvia, sordera», asevera el veterinario. Por suerte más que por desgracia estos trastornos inflamatorios son floridos en síntomas de dolor e incluso mal olor que sirven de aviso o advertencia para su consulta veterinaria, su diagnóstico y su tratamiento.

Cuanto más precoz sea el diagnóstico más sencillo , rápido y eficaz resultará el tratamiento. Una otitis que se deja sin diagnóstico o tratamiento podrá evolucionar en una rotura de tímpano, profundizar en una otitis media o interna, amenazando incluso el sentido del equilibrio y la propia vida del animal. Es preciso estar atentos a síntomas tales como las sacudidas cefálicas , el rascado auricular acompañado de gemidos, el mal olor y secreciones auriculares, etc.

Así mismo, se hace necesario un diagnóstico etiológico, es decir, conocer qué tipo de agente es el productor del cuadro inflamatorio. Un diagnóstico de cribaje inicial basado en la observación microscópica de la secreción podrá revelar causas bacterianas, fúngicas, levaduras e incluso sarna otodéctica (muy frecuente esta última en gatitos recién adquiridos). «Como consecuencia se podrá instaurar el tratamiento selectivo más eficaz. Es evidente, que el empleo indiscriminado, sin diagnóstico etiológico producirá malos resultados e incluso cuadros crónicos y perpetuos », comenta el doctor Álvarez de la Villa.

Ácaros en gatitos y cuerpos extraños

Como decíamos, los ácaros son más frecuentes en gatitos recién adquiridos. Son como pequeñas arañitas lumífugas que huyen de la luz si se observan a través del otoscopio. Bien provenientes de la calle o de afamados criaderos. Parapetados en el oscuro conducto auditivo aran la piel y se multiplican en extremo produciendo como resultado de su actividad metabólica e ingestión de sangre, una típica secreción negruzca . «Este tipo de otitis es muy molesta para los gatitos e incluso en gatos adultos que se rascan sin tregua, inflamando y complicando aún más el proceso. Tras el diagnóstico otoscópico sencillo, el tratamiento resulta rápido y eficaz» asegura nuestro experto consultado del Centro Veterinario Víctor de la Serna

Otra causa de sordera total o parcial deriva de los cuerpos extraños que accidentalmente penetran en el oído. En este sentido son tristemente famosas las espigas . Espigas de gramíneas, de trigo salvaje que parecen diseñadas a modo de flechas a ex propósito para penetrar sin tregua, no solo en el conducto auditivo sino en la cavidad nasal, ojos e incluso a través de la propia piel. En el oído la espiga avanza, inflama, tupe la permeabilidad e incluso perfora el tímpano . Nuevamente es preciso el diagnóstico otoscópico veterinario y la extracción con delicadas pinzas de cocodrilo que operan a distancia, en profundidad.

Si nuestro animal de compañía es muy colaborador esta maniobra podrá realizarse incluso con una leve sedación. Las espigas, como decíamos son afamadas protagonistas por su peligro inherente. Bueno será evitar los lugares ricos en gramíneas secas o incluso colocar un protector a modo de cofia en nuestra querida mascota canina.

« Cualquier tipo de otitis que se deje evolucionar podrá originar sordera . Pueden lacerar el tímpano que deja de vibrar o a negar el conducto auditivo, que se hace impermeable al sonido, destruir el oído medio con su cadena transmisora de huesecillos o penetrar en el oído interno», comenta el veterinario. En estas otitis más profundas, no solo la audición se resiente pudiendo el animal aquejado mostrarse apático, triste, dolorido y febril. Además, cuando afecta al órgano auditivo del equilibrio , podrá aparecer desequilibrios más o menos graves, como caminar en círculo, caídas ocasionales, inclinación cefálica, vómitos y demás síntomas del denominado síndrome vestibular periférico .

Como vemos el oído es sumamente importante. Es necesario cuidarlo pues las afecciones en perros y gatos son en extremo frecuentes. La sutileza y profundidad de este sentido convierte a nuestros animales de compañía en únicos a la hora de percibir territorios sensoriales vedados para nosotros. Algunos hablamos del «Sexto sentido», comenta para finalizar nuestro veterinario de cabecera Javier Álvarez de la Villa.

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