Varios de los niños refugiados enseñan al Papa un cuaderno con dibujos de su dramática huida de la guerra de Siria AFP

ReligiónEl Papa almorzó en Santa Marta con 21 refugiados sirios a los que sacó de la isla griega de Lesbos

Los niños mostraron a Francisco un cuaderno con dibujos sobre la terrible realidad de la guerra en su país y de su periplo por escapar del horror

Roma Actualizado: Guardar
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Ha sido un gesto pequeño y sencillo pero que dice mucho. Sobre todo a quienes han escapado del horror de Alepo o de Deir Ezzor. Sobre todo, a quienes se vieron obligados a confiar en unos traficantes que les abandonaron en alta mar. Sobre todo, a quienes tuvieron que pagar 5.000 euros por viajar 15 horas en un camión para animales. Este jueves, el Papa Francisco los ha sentado a su mesa. Son 21 refugiados sirios a los que se les ha dado una segunda oportunidad en Italia. Han estado en el austero comedor de Casa Santa Marta para compartir almuerzo e historias con el Santo Padre. Aún no hablan muy bien italiano pero había otro lenguaje en el aire que han comprendido perfectamente: El de la hospitalidad y la sonrisa.

El Papa les ha recibido con los brazos abiertos y ha prodigado besos y carantoñas, especialmente a los niños. A algunos de sus invitados ya les conoce porque son los que trajo consigo en el avión tras su visita a la isla griega de Lesbos el 16 de abril pasado. De nuevo, Nour, Hasan y su pequeño Riad han pasado unos instantes con la persona que les sacó de un centro de internamiento y les dio una esperanza de futuro. Ahora ya tienen el estatus de refugiado y pronto podrán pedir un permiso de trabajo.

Junto a ellos han almorzado las otras dos familias a las que ayudó el Papa y un grupo más que llegó el 16 de junio. Lo consiguieron gracias a la iniciativa de corredores humanitarios puesta en marcha por la Comunidad de Sant'Egidio. Estos pasillos permiten a los refugiados llegar de modo seguro a los países de acogida, sin tener que jugar a la ruleta rusa de la barcaza en mar abierto.

Dibujos del drama

Le han contado al Papa cuál es su día a día, las pequeñas conquistas de su nueva vida en Italia. Por ejemplo, algo tan cotidiano como la rutina recuperada de los niños. Sin embargo, el tono despreocupado de la comida se ha vuelto serio cuando los pequeños han mostrado al Santo Padre sus dibujos sobre lo que han visto de la guerra y de la huida desesperada que han protagonizado. El cuaderno estaba lleno de crudeza pero también de verdad, algo que ha hecho presente el propio Pontífice cuando ha lamentado en voz alta que la que dibujan estos niños es «la realidad de la guerra».

Pero después han vuelto las sonrisas. Cual rey mago, pero con unos meses de antelación, Francisco ha colmado a los niños de regalos y, de nuevo, de abrazos y besos poniendo en práctica lo que pidió el pasado miércoles en la audiencia general: Que la misericordia pase del corazón a las manos.

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