Richard Bonneau atiende a ABC para hablar sobre el uso de la inteligencia artificial en la publicidad
Richard Bonneau atiende a ABC para hablar sobre el uso de la inteligencia artificial en la publicidad - MIGUEL MUÑIZ
Entrevista

«Me preocupa la utilización de inteligencia artificial para hacer publicidad agresiva»

Sus estudios sirven para conocer cómo se comportan los genes y la sociedad, asegura el experto Richard Bonneau

Santiago Actualizado: Guardar
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Richard Bonneau está considerado como uno de los cerebros jóvenes más brillantes del mundo. Profesor de Computación y Biología en la Universidad de Nueva York y miembro de la Simons Foundation, esta semana visitó La Coruña para ofrecer una charla sobre la ciencia de datos en la Fundación CorBI. ABC charló con él sobre los últimos avances en la aplicación de modelos matemáticos a la biología y la sociedad.

—Según sus estudios, redes sociales como Twitter funcionan con modelos similares a los de las redes neuronales que alojamos en nuestro cerebro. Parece difícil de explicar, pero lo cierto es que el análisis matemático es el mismo...

—Sí, algunas de las herramientas que utilizamos para su estudio son comunes, sobre todo las que tienen que ver con la dinámica, con cómo cambian estas redes.

Otra parte común en el análisis es que, dada la complejidad del fenómeno, la clave en ambos casos consiste en aislar las partes que realmente dominan la explicación del fenómeno, sea en el terreno biológico o en las propias redes sociales.

—En el caso de la biología, sus investigaciones sobre el comportamiento de los genes permiten detectar y adelantarse a mutaciones que provocan enfermedades. Cuéntenos.

—La Fundación Simons trabaja en la predicción de la estructura de las proteínas, que está determinada por cómo se doblan. Nosotros hemos desarrollado una serie de programas de ordenador que son capaces de predecir cuándo un gen se va a acoplar a una proteína, o no. Muchas de estas mutaciones que ocurren continuamente en nuestro organismo no tienen efecto, pero algunas causan enfermedades, y eso es lo interesante, poder adelantarse.

—Si esas mutaciones que causan enfermedades son predecibles, ¿se podrían frenar esas enfermedades?

—El estudio genético sirve más para el diagnóstico que para el tratamiento, por el momento. Se realiza de una forma estadística porque nosotros vemos cuáles son los genes que están más asociados estadísticamente con factores de riesgo para el desarrollo de ciertas enfermedades, como el autismo o los problemas cardiovasculares. En el futuro, aunque ya está empezando a ocurrir, habrá grupos que permitan deducir cómo se van a acoplar esas proteínas para el diseño de nuevos fármacos.

—Defiende la investigación interdisciplinar para lograr avances en la ciencia. ¿Médicos, matemáticos e incluso informáticos pueden colaborar en la cura de enfermedades?

—La respuesta en primera instancia es sí, porque nos vamos a beneficiar del intercambio mutuo. Sin embargo, yo veo más el proceso como un proceso de carga y descarga. Disciplinas que hace diez años se consideraban muy interdisciplinares, como la bioquímica, hoy se consideran una misma disciplina.

—Prueba de esta interdisciplinaridad es que sus averiguaciones aportan mucho al mundo de la genómica, pero también a la participación política de los ciudadanos. ¿Realmente somos tan predecibles como sociedad como una mutación genética?

—Tanto el mundo biológico como nuestra sociedad son sistemas muy complejos que dependen de muchos factores e interacciones, unas entre células y otras entre personas. Se trata de sistemas robustos que uno espera que dentro de una década, por sus reglas de evolución, no hayan cambiado mucho, y que lo que podemos estudiar ahora sirva en ese momento. Los dos sistemas son tan complejos que en realidad nuestras predicciones fallan, pero esto debería ser lo normal porque es milagroso y sorprendente que seamos capaces de predecir y adelantarnos.

—Parte de su investigación se ha basado en la difusión de falsas noticias...

—Es una investigación de miembros de mi laboratorio que han detectado que la propagación de noticias falsas está relacionada con la ideología de las personas que las propagan. Lo han analizado en el contexto de las últimas elecciones en EE.UU. y lo que han descubierto es que el bando republicano era más activo en la propagación de noticias falsas. Otra cosa que descubrieron es que el grado de manejabilidad de los ordenadores en algunas personas que están difundiendo noticias falsas, y no conocen la diferencia entre dar al botón responder o responder a todos.

—Este tipo de estudios son muy recientes, pero ¿sus resultados pueden ser peligrosos en función de cómo se usen?

—Hay una serie de cuestiones éticas en cómo se están manejando las herramientas de inteligencia artificial que me preocupan. Ya hay muchos agentes, compañías de publicidad o centrales de medios que están aprovechando para hacer una publicidad muy agresiva y dirigida a ciertos colectivos. Una aplicación interesada tiene riesgos y es dañina. Empiezan a surgir grupos interesados en que estos algoritmos y estos modelos sean lo más transparentes posibles para que el público entienda los efectos de la inteligencia artificial en publicidad.

—La ciencia base necesita la inyección de mucho dinero. Las políticas del presidente Trump, ¿son un obstáculo?

—Los fondos que se dedican a investigación en sanidad no se recortan porque nadie quiere admitir que se está recortando sobre la salud de la gente. Pero los que se dedican a ciencias políticas o a investigación matemática no tienen que ser tan elevados, aunque sea tan importante como la otra. En ese sentido. sí estoy un poco preocupado por el mandato de Trump.

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