Los perros y gatos también sufren obesidad

Las mascotas pierden la cintura y les aparecen bultitos blandos en la zona lumbar, los famosos «michelines»

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Carmen Aniorte

Es curioso, al menos, que el mismo viaje vital de la humanidad y la domesticación hayan encontrado juntas el mismo problema. Un perro o un gato con sobrepeso presentan líneas y perfiles característicos. No tienen cintura, es decir, pierden su forma de «reloj de arena» ; si los miramos desde arriba, sus vientres abultados se acercan más al suelo pareciendo que sus extremidades se han acortado y, además, han aparecido dos bultitos blandos en la zona lumbar, «los michelines». Y por no decir, que la báscula arroja una cifra preocupante ascendente y sus collares, arneses y complementos han quedado desfasados en talla. Pero como veremos, no sólo es cuestión de estética, será más bien un auténtico desafío a la salud del afectado, sea de la especie que sea, incluida la propia especie humana . ¿Cómo han llegado a estos niveles de sobrepeso? Para llegar a contestar a esta pregunta, les diremos que existen varias respuestas asegura nuestro veterinario de cabecera, Javier Álvarez de la Villa, del Centro Veterinario Víctor de la Serna.

Muchos propietarios podrían atiborrar a sus mascotas . Lo hacen , sin duda, en un gesto de cariño. Llenan su recipiente de alimento y además ofrecen durante toda la jornada , un plus de golosinas de todo tipo y otros manjares (patés, salchichas, embutidos, etc). Sin duda, su mascota lo demanda y ellos acceden. Ceder es fácil ante esas suplicantes miradas..... Épocas de bonanza en las sociedades modernas, vemos van unidas a sobre alimentación y mascotas con sobrepeso; seguro que esto no sucede en grupos y tribus recolectoras, donde el alimento es un preciado tesoro. Lo cierto es que la mascota demandante de cariño y alimentos, parece no tener límite en cuanto a su gula, y finalmente se aleja drásticamente de su peso óptimo. Podrían aparecer las temidas alteraciones de salud asociadas a este moderno mal de nuestro actual mundo.

El afectado se cansa pronto en el paseo o durante el juego, y se hace más sedentario. No puede seguir el ritmo de antaño o de sus compañeros más en forma, y rehúsa al ejercicio. Se cierra así un «circulo vicioso»: como más, me muevo menos, engordo más. Pero los excesos alimentarios seguirán minando su salud como un enemigo invisible. Nuestros gatos y perros sobrecargarán las articulaciones de manera inexorable. Así, las extremidades anteriores podrían encorvarse de manera alarmante al sobre extirarse sus ligamentos y tendones. Fruto de todo ello, aparecerá en un buen número de casos la artrosis por sobrecarga. Pero el vínculo obesidad- enfermedad no termina lamentablemente ahí. Vemos como un gran número de afectados comienzan a ofrecer resistencia a la glucosa, primero, y diabetes melitus , a la postre. La grasa infiltrara todos los rincones del organismo y podrá anegar los receptores de la propia insulina, que dejará de ser eficaz, produciendo principalmente en gatos, diabetes mellitus tipo II secundaria a obesidad.

Problemas respiratorios

Aumento de la resistencia vascular , aumento de la presión arterial , corazones forzados y cardiopatias. Además, la termo regulación se dificulta, el jadeo aparece de continuo y el golpe de calor se acrecienta. Pero aún, con todas estas evidencias, cedemos a las miradas implorantes y mimamos con la comida. Mala elección, sin duda, ya que será mejor dar cariño con la palabra y la

caricia y ofrecer una ración justamente equilibrada. Pero curiosamente, el comportamiento inconscientemente complaciente del propietario, no siempre es la causa detonante. Nuestro perro o gato podrían estar previamente predispuestos a la obesidad. Los desequilibrios hormonales pueden ser la explicación. Así, el Hipotiroidismo canino es harto frecuente. Con la tiroxina baja, nuestro animal come de normal a poco, pero «no quema». Su metabolismo basal disminuye, su temperatura también, sus latidos cardíacos serán más lentos , su ritmo de actividad más cansino. Es decir, todo se «ralentiza» en el paciente hipotiroideo.

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Una sospecha bastará para realizar una visita a su centro veterinario, un inmediato chequeo hormonal y suplementar, consecuentemente, la hormona tiroidea deficiente. La mascota se reencontrará en la alegre actividad y fina línea de antaño. Pero el hambre famélica (polifagia) podría no ser tan sólo caprichosa y por vicio. Otras hormonopatias como el Síndrome Cushing provocarán apetito desaforado. Nuestra querida mascota lo come todo. Buscan alimento sin tregua, mendigan, engullen lo que se convierte en su principal actividad cotidiana.

Todo ello producido por el desequilibrio de dos pequeñas glándulas ( glándulas adrenales), que por diferentes motivos comienzan a producir más cortisol endógeno. Es decir, es como si nuestro perro o gato estuviera recibiendo una dosis extra de corticoides. En consecuencia no sólo engordan, también se debilitan, jadean, beben y orinan exageradamente. Nuevamente su un chequeo hormonal realizado por su Veterinario será determinante para un correcto diagnóstico y un consecuente tratamiento que solucione este problema.

Sobrepeso en gatos

Otro ejemplo más de la amenaza patente del paciente obeso es el sobrepeso en gatos unido a la anorexia repentina del felino. Podría suceder que por múltiples motivos, nuestro gato dejara de comer. Motivos tales como la fiebre, dolor oral o simplemente cualquier tipo de estrés emocional, podrían ser más que suficientes. Consecuentemente se movilizarán las reservas grasas, por cierto, enorme en los gatos obesos. Dichas grasas se depositarían en el hígado de la mascota.

En el citoplasma de los hepatocitos (células primordiales del parenquima hepático), la grasa se acumula de manera exagerada llegándose al hígado graso y al fallo funcional hepático. Así que un gato anorexico durante más de 48 horas será un candidato número uno. Un rápido chequeo y diagnóstico veterinario será esencial con fines preventivos y paliativos. Podríamos extendernos mucho más en este mundo de la obesidad. Es curioso como la domesticación, el sedentarismo de nuestras mascotas, la amplia oferta de alimentos del mundo desarrollado, el mimo desaforado como válvula de escape en una sociedad claramente fría y tecnificada, conlleva la aparición de este enemigo silencioso, ausente en el mundo natural y en sociedades primigenias. Aquí les hemos expuesto cómo actúa, y evitarlo es ahora nuestra responsabilidad.

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