Carlos Gil, peregrino de alquiler
Carlos Gil, peregrino de alquiler - AFP

Peregrinos de alquiler: 2.500 euros por llevar tus plegarias a Fátima

Carlos Gil lleva más de 15 años recorriendo un trayecto de 200km a cambio de un pago

Madrid Actualizado: Guardar
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Son muchos los peregrinos que emprenden su viaje para hacer sus plegarias en Fátima. Recorren muchos kilómetros en busca de peticiones o perdón. Pero, también hay quien se ofrece a llevar esas plegarias en su lugar a cambio de dinero, si uno no puede o quiere emprender ese largo camino. Se trata de los peregrinos de alquiler.

El portugués Carlos Gil es uno de ellos. En su página web explica sus tarifas por ejercer como peregrino de alquiler: 2.500 euros por hacer el camino desde Lisboa a Fátima, 250 euros por rezar el Rosario y 25 euros por encender una vela.

Sus servicios se contratan en su web «peregrinoorg», y tras firmar un contrato el cliente realiza la transferencia bancaria.

Entonces, recorre 200km y como prueba de su viaje le entrega un certificado con los sellos de las paradas del peregrino. Así, realiza este trayecto entre dos y tres veces al año, uno por persona.

Gil considera que «no se trata de hacer negocio, si no de estar al servicio de otros», como indicó en declaraciones a AFP. Además, confiesa que «soy católico, pero si hubiera nacido en Arabia Saudí sería musulmán y haría las peregrinaciones a La Meca».

La idea se le ocurrió en 2001. Su intención fue la de «recuperar una tradición de la Edad Media», donde los nobles pagaban a los peregrinos para que llevaran sus plegarias por falta de tiempo o carecer de forma física. Gil señala que en Portugal este tipo de negocio no tiene mucha competencia, mientras que en Alemania es un servicio bastante común.

En la visita del Papa Francisco que tendrá lugar entre el 12 y 13 de mayo, este luso de 45 años será una entre el millón de las personas que se espera que acudan, cargando con una mochilla desde su casa en Cascais, al oeste de Lisboa, y acompañado de su hermana.

Carlos Gil no es la primera vez que ve en primera persona a un Sumo Pontífice. En 2010 fue testigo de la visita de Benedicto XVI. Y lo volverá a ser debido a la canonización de uno de los tres niños que afirmaron haber visto a la Virgen María en 1917.

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