La madrileña Pilar Martínez, con sus alumnos de la Oyster Bilingual School en Washington
La madrileña Pilar Martínez, con sus alumnos de la Oyster Bilingual School en Washington - ABC

«Para dar clase en Estados Unidos hay que venir con la mente abierta»

Profesores españoles cuentan su experiencia como educadores visitantes en colegios norteamericanos

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La Oyster Bilingual School presume de ser el primer colegio de Washington DC que incluyó el español como enseñanza obligatoria bilingüe, al mismo nivel que el inglés, en 1976. Ante la puerta de acceso, surge un leve sentimiento de orgullo patrio al leer en la fachada Escuela Bilingüe Oyster, tan destacado como su equivalente en el idioma de Shakespeare. Cuando la responsable de la Secretaría se dirige a nosotros en un español más que aceptable, que no oculta su evidente aspecto anglosajón, la credibilidad de la experiencia empieza a adquirir firmeza. Es Rosa Berrocal, la subdirectora del centro, quien nos convence de que no venimos a oír cómo se chapurrea nuestra lengua. Ni siquiera su origen peruano predetermina su acento, capaz de combinar perfectamente el castellano y el español tal y como se habla en su país.

Estamos en el aula 313, en el tercer piso de la escuela, situada en un barrio acomodado de Washington DC. María Pilar Martínez, madrileña, de 41 años, nos recibe en plena faena, con las manos en la masa, inmaterial pero decisiva, que moldea cada día con su mejor voluntad. La de formar y hacer mejores a los 18 niños de seis y siete años, a los que intenta inculcar un buen español. A la profesora visitante, que se desenvuelve con naturalidad en su tarea, la hemos sorprendido enseñando matemáticas a un animado grupo de pequeños que asegura disfrutar con su clase. María Pilar es uno de los 8.000 de profesores españoles que participan o han participado de la doble experiencia que persigue la iniciativa: personal, para el educador que viene a Estados Unidos, y colectiva, para el sistema español, que se beneficiará de su enriquecimiento y lo podrá transmitir cuando regrese a nuestro país para seguir dando clase.

Exigir e incentivar a los educadores

María Pilar Martínez anima con convicción a otros paisanos a que sigan su experiencia, que ya va por el cuarto año en Estados Unidos. Pero también sugiere «mente abierta y flexible» para los que decidan seguir su camino. Asegura que es «una gran experiencia personal», incluida la de adaptarse a un sistema totalmente diferente. Y no tiene reparos en asegurar que «no hay color» entre ambos modelos, en beneficio del estadounidense: «Aquí te exigen, trabajas mucho, te hacen un seguimiento exhaustivo… Pero también te incentivan y creces cada día».

La conversación se anima cuando se nos acercan Lucas (de 6 años), Sophie (6) y Sonia (7), representación de los orígenes hispano y anglosajón, entre otros, de esta América diversa. Los tres nos demuestran un español notable, que irán reforzando hasta que abandonen el colegio y pasen al instituto. Sobre el momento de su salida del centro, la subdirectora Berrocal asegura que los alumnos que salen del Oyster «están preparados para el español de cualquier país». Y subraya su convicción con la experiencia que ha acumulado los últimos años: «Yo he acompañado a muchos de ellos a Madrid, en viaje de intercambio, y no tienen ningún problema en adaptarse al castellano».

Con timidez infantil pero con aparente frescura en el uso del español, Lucas, Sophie y Sonia ofrecen distintas respuestas cuando se les pregunta si en casa también utilizan el español. Sólo Sophie, de padres estadounidenses con origen anglosajón, reconoce que con ellos habla sólo en inglés y que tampoco suele ver la televisión en español. Lucas y Sonia, de origen hispano, combinan el uso de ambos idiomas en su hogar.

Examen continuo

María Pilar sigue describiendo su experiencia laboral y relata cómo el profesor en Estados Unidos está sometido a un examen continuo, al final del cual es puntuado, igual que cualquier alumno. Sobre una nota de 4, un 3,5% o más equivalen a «highly effective» (muy eficaz). Entonces, el educador recibe una cuantiosa gratificación. Con un 3, el educador se mantiene con su puesto de trabajo, pero se queda sin bonus. Con menos del 3, la decisión del colegio suele ser la de sustituir al profesor. María Pilar remata la explicación con una frase lapidaria:«En España, da igual lo que hagas, porque vas a seguir cobrando lo mismo».

Cientos de plazas cada año

Desde que en 1986 España y Estados Unidos firmaran el convenio para el programa de cooperación internacional y de movilidad del profesorado, nuestro país facilita cada año cientos de educadores, que son contratados por los centros estadounidenses, dependientes del departamento educativo de cada distrito, pero que son seleccionados con la ayuda del Ministerio español. La representación diplomática de nuestro país, a través de sus representaciones de zona, que coordina la consejera, María José Fabre, desde la Embajada de España en Washington DC, hace de imprescindible enlace. Cuando pregunto a la subdirectora washingtoniana por la calidad del profesorado español que recibe su escuela, fundamental para que el proceso siga funcionando, me responde tajante. «Los profesores españoles que recibimos son serios, responsables y de nivel».

El rostro de María Pilar refleja la satisfacción de la educadora «por vocación» que dice ser. Asegura que si pudiera elegir, «y si las cuestiones familiares encajaran», se quedaría más de los cinco años que permite el Gobierno estadounidense. Pero el tipo de visado y las estrictas normas del país lo hacen inviable. Aunque no toda su experiencia personal ha sido de color de rosa en los centros en los que ha estado. María Pilar trabajó los tres primeros años en una escuela de Chicago, «muy diferente en todo». Además de que el barrio y el colegio eran «mucho más humildes y conflictivos» que donde trabaja ahora, recuerda una dura experiencia personal con la que se encontró, cuando uno de los niños de su escuela fue recogido por una persona que acabó abusando de él. A pesar de que ella había cumplido con los requisitos previos de entrega del menor, el trauma le llevó a dejar la escuela antes de terminar el curso.

Entrevistas vía Skype

En su caso, fueron los responsables del centro educativo los que se trasladaron a Madrid a realizar la selección en persona, algo que ocurre con frecuencia pero no siempre. Otras veces, las obligadas entrevistas por parte de los centros se llevan a cabo vía Skype. Como se encargan de repetir las autoridades educativas y confirman estas entrevistas, el dominio del inglés de los aspirantes resulta fundamental para la adaptación a la nueva experiencia.

El proceso comienza cuando se cierra el plazo de solicitudes a la convocatoria de plazas que realiza el Ministerio de Educación, que en este caso será el 13 de septiembre. En el presente curso, hay alrededor de 2.000 profesores visitantes españoles en Estados Unidos, repartidos por 35 estados, y Canadá. De ellos, 630 se han incorporado tras la convocatoria del año pasado.

El primer programa de profesores visitantes españoles en centros de Estados Unidos se puso en marcha hace treinta años en el estado de California, el de mayor población hispana de Estados Unidos. Hoy se extiende por más de la mitad del país. Texas, con 240, es el estado con más plazas ofertadas en el curso actual.

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