Diego Neria, a la derecha, fue recibido en visita privada y junto a su pareja Macarena por Francisco el 24 de enero de 2015
Diego Neria, a la derecha, fue recibido en visita privada y junto a su pareja Macarena por Francisco el 24 de enero de 2015 - FOTOS CEDIDAS A ABC POR DIEGO NEIRA Y TROPO EDITORES
Primer español recibido en audiencia por Bergoglio

«Nadie se espera ser citado por el Papa, pero en la transexualidad queda mucho camino por recorrer»

El extremeño Diego Neria explica cómo se sintió al saber que el Pontífice reconoció de vuelta de su viaje a Azerbaiyán que conoció las dificultades del colectivo transgénero por su caso

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El pasado mes de julio, el extremeño Diego Neria hablaba con ABC sobre su encuentro con el Papa, que había motivado un libro de llamativo titular «El despiste de Dios. Cuadernos de viaje de un hombre que nació mujer» (de Tropo Editores). Y nada más lejos de su pensamiento que un trimestre después, se viese mentado por el mismísimo Jorge Mario Bergoglio en el avión papal que lo devolvía, junto a todos los periodistas y corresponsales del Vaticano, a Roma. Al regresar de su viaje de tres días por el Cáucaso, el Pontífice desveló que había conocido mejor los problemas que atraviesan las personas transexuales de la mano de un español, de Plasencia concretamente y su nombre no era otro que Diego Neria.

Emocionado, dice que «no se espera nadie» ser citado por el Santo Padre a los ojos del mundo, aunque todavía desconoce si eso ha supuesto un revulsivo para la transexualidad. «Es un poco pronto», pero lo que ha probado es que el Papa «es un ser entrañable», completa. «Para mí, como católico, es un mundo que haya hecho eso, que haya contado mis dificultades y que haya reconocido que conoce mejor la transexualidad a raíz de mi caso. Me ha servido, sobre todo, para mi tranquilidad espiritual», reconoce en conversación telefónica con este periódico.

«No es por mí solo, yo tengo 50 años y ya tengo media vida hecha, pero la transexualidad es la gran desconocida. Se nos mete a todos en el mismo saco, o se relacionan cosas que no tienen nada que ver». «Somos seres humanos con nuestro problema de fábrica, que intentamos vivir a gusto, pero queda un larguísimo camino por recorrer», agrega.

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