El mensaje en una botella que fue de un pescador de Terranova (Canadá) hasta un surfista de San Sebastián

Ha navegado un año hasta llegar a la Zurriola, donde fue encontrada por el errenteriarra Iñigo Campo

ABC

Es una noche fría en las aguas del Atlántico Norte. A bordo del pesquero Artic Eagle (El águila del Ártico), a unas cuantas millas náuticas de la Isla de Terranova, Craig Drover busca una forma de matar el aburrimiento después de una larga jornada pescando cangrejos de las nieves, de esos enormes de cuyas patas sale la 'txatka'. De pronto se le ocurre. ¿Por qué no lanzar un mensaje dentro de una botella al mar? Es una idea absurda. ¿Y qué más da? Se pone a ello. Coge una hoja de papel, escribe un escueto mensaje en el que incluye sus coordenadas y su contacto y lo introduce dentro de una botella de licor. Mira al océano, pensando en aquella persona que quizá un día reciba la carta. Qué va. Es imposible. Pero quién sabe. ¿Hasta dónde llegará? La lanza, con la misma emoción de un niño que juega por primera vez. La noche pasa sin poder dejar de pensar en esa botella, que ya baila con las olas con rumbo desconocido.

No se trata del primer capítulo de una novela, sino de un hecho real que ocurrió hace ya quince años . Lo que empezó como un simple pasatiempo se ha convertido en un hobby para este pescador canadiense, cuyos mensajes han navegado miles de kilómetros hasta ser recibidos en rincones muy diversos de todo el mundo. El último, San Sebastián, donde un joven surfista se topó con una de las botellas de Craig Drover mientras cogía olas en La Zurriola.

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